Mañana el bullicio vuelve a nuestras ciudades.
Terminaron las vacaciones largas y las prisas, las carreras y las presiones volverán a aparecer por todas partes.
Los padres de familia tuvieron oportunidades sobradas para darle reposo a sus hijos y de vez en cuando ponerse a platicar con ellos, pidiéndoles una mayor aplicación para que puedan adquirir mejores conocimientos que los puedan ayudar a salir adelante en un mundo cada vez más competido.
Llegó pues para muchísimos niños y jóvenes el tiempo de volver a las aulas, y con ello nuevas oportunidades para poner los cimientos, las bases firmes de una buena preparación.
Mañana, en los empleos, en los escasos puestos que hay ahora en las empresas, se estará dando oportunidades ya no a los recomendados sino a los más capaces, a los mejor preparados.
Hoy tenemos que insistir en este renglón todos los que tenemos familiares en los salones de clase.
Todavía es oportuno dedicarle un poco de tiempo a los hijos para invitarlos a superarse. Es cierto, los peligros acechan, están buscando víctimas para envolverlos en sus redes.
Es tiempo también de invitar a los señores maestros a poner lo mejor de su misión al servicio de esos estudiantes que desde mañana ponen en sus manos.
Que el profesionalismo de los mentores ayude a mejorar la educación de tantos mexicanos que conforman el futuro de nuestra patria.
Mañana empieza una nueva era, la que nos puede ayudar a tener una patria mejor.
Pero para ello, cada quien tendrá que poner de su parte lo mejor.