La convivencia con los demás, debe ser siempre cordial y armoniosa.
Y de mucho respeto.
Y todo debe empezar en la misma familia.
En ése, que es el núcleo de la sociedad, debe estar casi la perfección en el buen vivir, en el mejor tratar y en el mucho querer.
El otro día visitamos un hogar. Nos llamó la atención la forma tan respetuosa con que se tratan los esposos.
Se hablan de usted. ¡Se imagina!
Y luego, la relación con los hijos es de una cordialidad que nos encantó.
En esa casa se nota mucha tranquilidad, mucha paz.
Todos colaboran, nadie desentona.
Salimos de ahí relajados e inspirados para escribir esta columnita.
El trato que damos a los demás nos lo pueden regresar.
Es recomendable no utilizar bromas de mal gusto con los demás, mucho menos insultos, porque aunque sean de broma calan, duelen y nunca serán justificados.
A los seres que se aman, que se estiman, les falta tiempo para demostrase, primero respeto, y luego afecto.
Todos anhelamos vivir en paz, estar tranquilos.
Soñamos con estar en una isla llena de tranquilidad, escuchando el canto de las aves y el chocar de las olas en la playa.
Nuestra salud se fortalece en un buen vivir, en una grata relación con los demás
Es cierto, hay gente de ésas que llaman “mal llevada” que gusta de insultar, que cuando pasa por donde están otras personas, expresan palabras con doble sentido buscando causar daño. Esa gente hay que evitarla, no está bien de la cabeza y anda buscando problemas en los que nosotros no debemos participar.
Y siempre tomaremos en cuenta a los niños, ellos están aprendiendo de nosotros cómo vivir y cómo tratar a los demás en el futuro, no lo olvide.