En el campo sigue la misma historia de pobreza, marginación, desempleo y emigración que agobia a millones de habitantes del medio rural en todo el país.
TORREÓN, COAH.- La respuesta que tuvieron de los campesinos, el Secretario de Agricultura y el de la Reforma Agraria en su visita a la Región Lagunera, es muestra de la desesperación que se vive en el campo, declaró Leonardo González, presidente del comisariado ejidal de La Joya, de este municipio.
En alusión a la rechifla que recibió el pasado jueves Florencio Salazar Adame, secretario de la Reforma Agraria, durante la clausura del Congreso Nacional Extraordinario de la Confederación Nacional Campesina, el representante de los ejidatarios de La Joya, dijo que lejos de mejorar la situación para los productores del sector social, se empeora cada vez más.
“De poco sirven los congresos, pues siempre se dice lo mismo, se habla de la pobreza que todos conocemos en el medio rural, pero todo sigue igual o peor que antes, aunque sí hubo una época en la que había mucho trabajo, se sembraba y se ganaba dinero, pero la corrupción y poca preparación de la gente acabó con todo”.
Entrevistado a las afueras de las instalaciones del Comité Municipal Campesino, que desde hace dos semanas tiene tomadas un grupo de campesinos, Leonardo comenta: “No hay créditos para sembrar, no hay agua, no hay nada, por eso queremos el cambio de nuestro líder de la CNC para ver qué se puede hacer para todos los campesinos”.
El campo está caído desde hace muchos años, dice, la gente vive de pedir ayuda, prestado o de plano limosna en las calles de la ciudad, pues hay personas que no tienen quién les ayude. “Los jóvenes de los ejidos que no encuentran trabajo en las maquilas, se vienen a limpiar carros, a vender paletas y unos se convierten en malvivientes”.
No hay apoyos
Rita Salazar González, del ejido San Agustín, dice que el campo está abandonado por completo de parte de las autoridades agropecuarias, pero básicamente el abandono lo sienten los ejidatarios, que no tienen recursos para poder trabajar la tierra, ni acceso a los programas federales.
“En mi ejido la pobre gente ya no tiene agua, pues sembraron en áreas compactas allá en San Pedro y los ejidatarios no tuvieron otra más que rentar los derechos”.