La temporada de Navidad y Año Nuevo acabó ya. Puedo entonces, sin mengua del espíritu propio de esos días, narrar "El Chiste más Lépero de Principio de Año". Confieso que para arrojarme a tal audacia me prevalgo de una fortuita circunstancia: doña Tebaida Tridua, encargada -por propio nombramiento- de cuidar la moralidad ajena, no pudo regresar a tiempo de sus vacaciones. Le sucedió lo mismo que a don Miguel Alemán, Gobernador de Veracruz. Ausente la ínclita señora tengo el terreno libre para dar curso a ese chascarrillo. Lo hallarán mis cuatro lectores al final de esta sección... El Poder Ejecutivo -que poco de ejecutivo tiene y cada día menos de poder- camina a tientas por un berenjenal que no esperaba, escollado de problemas crecientes y que se vuelven más agudos conforme el sexenio va avanzando. Mirad cuán agudos son esos problemas: parecen las espinas de esa biznaga conocida con el nombre de "Asiento para suegra". Por su parte el Poder Legislativo es una infortunada síntesis de maroma, circo y teatro. Son tantos los diputados y senadores, tan desvirtuada ha sido su función, tan bajo es el nivel intelectual y moral de algunos de ellos, que su paupérrimo desempeño es objeto de general reprobación. Al paso que van las cosas en ese Congreso anárquico, improvisador e irresponsable, dentro de poco será vergüenza ser legislador. En medio de panorama tan desolador brilla el Poder Judicial de la Federación, el cual ha conservado su prestigio y entereza a pesar de los tiempos y circunstancias que vivimos. Buena noticia fue, magnífica, la elección de don Mariano Azuela como Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Miembro de una familia que muchas cosas buenas ha dado a la República, el licenciado Azuela es, desde luego, un jurista reconocido, pero es sobre todo un hombre de bien, un ciudadano de acrisolada honestidad y un juzgador sereno e imparcial. Bajo su presidencia está garantizada la buena impartición de la justicia... Aquel señor admiraba a su hijita recién nacida, que una sonriente enfermera le mostraba a través del cristal de la sala de bebés. Junto al feliz papá un individuo hacía también zalamerías y carantoñas. Le pregunta el flamante padre al individuo: "-¿Qué le parece mi nena, señor?". "-Preciosa -responde el tipo-. Y ¿qué le parece a usted la mía?". "-¿Cuál es su nena?" -pregunta el muchacho. Responde muy orgulloso el individuo: "-La que está cargando a la suya"... En el club la señora le ganó a su esposo el partido de campeonato del torneo de tenis. El hombre se disgustó bastante, pues no creía a su mujer capaz de vencerlo, y además la derrota fue ante un público muy numeroso. Ella lo vio tan enojado que al dirigirse a los vestidores le preguntó preocupada: "-Dime, Sourio: ¿volveremos a tener sexo alguna vez?". "-Sí -masculla con tono hosco el perdedor-. Pero no entre nosotros"... Le reclama la suegra al yerno: "-¿Por qué no me regaló usted nada en Navidad, Genero?". Responde el yerno: "-Porque estoy muy sentido con usted, suegra. El año pasado le regalé un lote en el panteón y no lo usó"... Viene ahora "El Chiste más Lépero de Principio de Año". Este cuento es en verdad de color púrpura subido. No se recomienda su lectura a personas pacatas, timoratas, mojigatas o pazguatas... La señora entró al baño y sorprendió a su esposo entregado a un placer solitario -"the old five versus one" que dijo Anthony Burgess- más propio de adolescente que de un hombre, como él, ya de madura edad. "-¡¿Por qué haces esto, Whacko?!" -le pregunta escandalizada. Responde el individuo: "-Para demostrarte que puedo independizarme de ti cuando me dé la gana"... FIN.
