Le pregunta un tipo a su compadre: "-Y ¿qué tal la amiguita esa con la que saliste la otra noche?". "-No es gran cosa -responde el otro con desdén-. Mi vieja está mejor". Pocos días después el tipo le informa a su compadre: "-Salí con tu amiguita". Pregunta el otro: "-Y ¿qué tal, compadre?". "-Tenías razón -dice el sujeto-. La comadre está mejor"... El médico pasaba consulta a sus pacientes en el hospital. Le iba a escribir una receta a uno, pero en vez de la pluma sacó del bolsillo un termómetro rectal. "-¡Qué barbaridad! -exclama consternado-. ¿Quién se quedaría con mi pluma?"... El señor iba por la calle, y una mujer se le acercó. "-Caballero -le dice-, ¿no daría usted algo para una obra de caridad?". "-¿Qué obra de caridad es ésa?" -pregunta el señor. Responde la que pedía: "-Se trata de retirar a una prostituta de la calle". "-¡Maravillosa obra! -exclama el señor echando mano a su cartera-. ¿Cuánto hay qué dar?". Responde la mujer con un mohín de coquetería: "-Eso depende de cuánto tiempo me quieras retirar"... El pescador sacó la red. En ella iba enredada una sirena de opulento tetamen y abundosa grupa. Sin decir palabra el pescador toma a la sirena y la echa nuevamente al mar. "-¿Qué hiciste?" -preguntan con asombro los compañeros del pescador. Explica éste: "-No me gustan la leche ni el pescado"... Un joven se estaba confesando con el padre Arsilio. Le dice: "-Me acuso, padre, de que anoche estuve con una mujer casada. Le hice el amor tres veces seguidas". "-Un momento -lo interrumpe el padre Arsilio-. ¿Vienes a confesarte o a presumir?"... La renuncia que presentó a su cargo el secretario de Relaciones Exteriores, Jorge Castañeda, es una muestra más de su inconsistencia personal, de su personalidad mutable y veleidosa. Su actitud es ciertamente irresponsable, y no obedece a otra causa más que a su capricho. La explicación que da para justificar el abandono de su cargo es peregrina, y evidencia la vana soberbia que caracteriza al tornadizo señor. Considera él que ya cumplió el objetivo que se fijó, de sacudir la política exterior y renovarla. Más bien él fue el sacudido por la política exterior, y en cuanto a la renovación que dice sólo él la advierte. ¿A quién se le ocurrió, pregunto, poner en tales manos nuestra Cancillería? ¿A Fox? ¿A los head hunters? Cualquiera que haya sido quien puso a Castañeda en ese cargo se equivocó de plano. Su yerro descomunal está a la vista. Desde luego la renuncia de Castañeda es algo bueno para la República. Confiemos en que su sucesor será escogido con más tino y mayor respeto al Servicio Exterior... Dulcilí, muchacha ingenua, le dice a Libidiano, salaz galán que la cortejaba con asiduidad: "-¿En verdad aspiras a que te dé mi corazón?". "-La verdad, Dulci -responde con la mayor franqueza Libidiano-, hay otras cosas que me puedes dar"... En el velorio el viudo lloraba la muerte de su esposa. "-Haz algo para consolarlo" -le dice a un compadre suyo la esposa de éste. "-Muy bien" -dice el sujeto. Se levanta, va con el afligido viudo y echándole una mano sobre el hombro le dice con amistosa ternura: "-Ya no llore, compadre. Mire: yo me la estaba tirando"... Le pregunta Pepito a su mamá: "-Mami: ¿cómo nací yo?". "-Te trajo la cigüeña, hijito" -responde con una sonrisa la señora. "-Y mi hermanito -pregunta otra vez el niño- ¿cómo nació?". "-También lo trajo la cigüeña". "-¿Y mi hermanita?". "-La cigüeña la trajo también". "-¡Carajo! -exclama entonces Pepito con enojo-. ¿Qué en esta casa no se folla?"... FIN.
