Cierto líder sindical asistió a una convención de dirigentes laborales. En la primera noche de su estancia decidió ir a una casa de mala nota, prevalido de que ahí nadie lo conocía ni podía por ende reprocharle que se apartara de las tesis morales propuestas por el maestro Lombardo Toledano. Ya en la mancebía pregunta el líder a la madama del establecimiento: "-El personal de esta casa ¿está sindicalizado?". "-No -responde la mujer-. Aquí tenemos ideas neoliberalistas". "-Ya veo -gruñe el dirigente-. Si le pago mil pesos a una muchacha ¿cuánto dinero ganará la casa y cuánto ella?". "-800 pesos son para la casa -le informa la madama-, y 200 para la chica". "-Eso es injusto para la parte trabajadora -replica el líder-. Iré a otro lugar". Va a otra casa de mala nota. Pregunta a la encargada: "-El personal de este negocio ¿está sindicalizado?". "-Sí -contesta la mujer-. Aquí el Artículo 123 tiene vigencia permanente. Mis pupilas lo recitan de memoria antes de empezar su cotidiana labor". Inquiere el líder: "-Conforme a eso, si le pago mil pesos a una muchacha ¿cuánto recibirá la casa y cuánto ella?". Declara la maturranga: "-800 son para ella y 200 para la casa". "-¡Excelente! -se alegra el líder-. ¡Se ve que en esta casa late el espíritu del Primero de Mayo! Reciba usted un abrazo laboral y hágame el favor de enviarme a aquella muchacha, la del vestido color chedrón y las medias de malla". "-Lo siento -responde la madama llamando a una furcia de 70 y tantos años-, pero a Senecia, aquí presente, le corresponde el derecho conforme al orden del escalafón"... Urge en México una reforma laboral que ponga a tono las leyes del trabajo con las nuevas realidades del mundo y del país. La protección de los derechos de los trabajadores no está reñida con la tarea urgente de modernizar las disposiciones laborales, remediar las lagunas que presentan, superar sus contradicciones y corregir sus yerros. Maestros eminentes en el campo del Derecho del Trabajo, como el doctor Baltasar Cavazos Flores, han elevado su voz para señalar deficiencias en la Ley de la materia y proponer reformas importantes. Uno de los mayores problemas que afrontamos es el de la falta de empleos. Ese mal, que tantos y tan graves daños acarrea, podría tener alivio con el aumento de la inversión nacional y extranjera. Las leyes deben estimular esa inversión en vez de ponerle óbices. A mí no me gusta poner óbices. Luego va uno por la calle y te señalan: "-Mira, ése pone óbices". Al rato ya nadie te saluda, y si te encuentras con algún conocido se cruza al otro lado de la calle. Todo por andar poniendo óbices. Esperemos que el próximo Congreso sea más eficiente que el actual y emprenda con seriedad y tino las reformas que está reclamando la República, entre ellas la muy importante reforma de la legislación laboral... Aquel señor tenía un problema: el cumpleaños de su esposa estaba cerca, y no sabía él qué regalarle. Le sugiere un amigo: "-¿Por qué no le regalas un Vale de Amor? Escríbele una tarjetita que diga: 'Vale por dos horas de sexo, en la forma que quieras'. A ella le gustará el regalo, por lo original, y tú lo disfrutarás". El señor agradeció la ingeniosa sugerencia. Pocos días después encontró a su amigo. La pregunta éste: "-¿Le gustó el regalo a tu señora?". "-No te imaginas cuánto -responde el marido-. Cuando leyó la tarjetita me echó los brazos al cuello y me dijo llena de gozo y alegría: '¡Gracias, gracias!' . Luego agarró su bolsa y salió de la casa al tiempo que me gritaba: '¡Nos vemos dentro de dos horas!'"... FIN.