Justin Kase, sujeto previsor, solía quedarse en casa por las noches. Eso llamaba mucho la atención de sus amigos, pues Justin era soltero. "-¿Por qué no sales? -le pregunta uno-. Yo soy casado, y sin embargo salgo todas las noches, le guste o no a mi esposa. Me voy de parranda, o a jugar dominó, o busco alguna amiguita. ¿Por qué no sales tú a divertirte?". "-Porque me divierto más en casa -explica Justin Kase-. Todas las noches me visitan señoras cuyos maridos andan de parranda, o jugando dominó, o se fueron con alguna amiguita"... "-Vamos a ver, Pepito -pregunta la maestra-. Si 1 y 1 son 2, si 2 y 2 son 4, si 4 y 4 son 8, y si 8 y 8 son 16, ¿cuántas son 16 y 16?". "-¡No oda, maestra! -protesta Pepito con enojo-. ¡Usted agarra las facilitas y me deja a mí la más difícil!"... Babalucas le dice a Pirulina: "-El que te acabo de enseñar es el nudo marinero. Vamos a ver ahora el nudo ballestrinque, el ahorcaperro, el barrilete, el obenque, el de eslinga y el pata de gato". "-Oye -le dice Pirulina al badulaque-. No pensé en esto cuando me invitaste a tu casa a practicar el nudismo"... Decía una señora: "-Yo no tengo nada que ver con eso de la explosión demográfica. A mi marido ya se le apagó la mecha"... ¿Por qué hay tantos pobres en México? Podrán mencionarse muchas causas, pero en el fondo encontraremos una: la pereza. Cuando visitamos un país como Estados Unidos y vemos la calidad de vida de sus habitantes, las comodidades de que disfrutan, eso es fruto del trabajo acumulado de muchas generaciones de norteamericanos, desde los pioneros hasta nuestros días. La pobreza no es un mal natural o derivado de un sino ineluctable. No hay pobreza que aguante 12 horas de trabajo diario si a ese trabajo se añaden las virtudes de la sobriedad y del ahorro. Muchos inditos son pobres, sí, pero también son ebrios consuetudinarios. Muchos habitantes de la ciudad son pobres, sí, pero también son holgazanes. A nadie la falta Dios, es cierto, pero debemos darle una ayudadita. El problema del campo ha sido en buena parte un problema de haraganería. Búsquense a ese ocio nefasto raíces religiosas, raciales, sociológicas, de historia o de política, pero lo cierto es que ha existido esa pereza. Repetida a lo largo de las generaciones, tal dejadez acabó por sumirnos en el último extremo casi de la necesidad. Éste no es un problema de injusta distribución de la riqueza -como dijo aquél: yo ni siquiera sabía que la estaban distribuyendo-; es un problema de falta de trabajo para crear la riqueza. Olvidamos una verdad sencilla: la principal fuente de la riqueza de un país no son los metales preciosos, ni el petróleo, ni los demás recursos del mar o de la tierra. La principal fuente de la riqueza, ya sea de un individuo o de un país, es el trabajo. Y los mexicanos no trabajamos. Hacemos manifestaciones... Uglilia, la mujer más fea de la comarca, pasaba todas las mañanas por una tienda de mascotas. En la puerta de su negocio el dueño tenía un periquito. Cada vez que Uglilia pasaba por ahí el loro le gritaba a toda voz: "-¡Oye, qué fea eres!". Eso se repetía todos los días. Cansada Uglilia de la cotidiana vejación acaró al dueño de la tienda y le dijo: "-¡Si no calla usted a su perico le voy a poner una demanda!". El dueño se preocupó, y a su vez amenazó al cotorro: "-Si vuelves a decirle algo a esa mujer te torceré el pescuezo". Al día siguiente volvió a pasar Uglilia. El perico no le gritó nada, pero la llamó: "-¡Oye!". "-¡Qué!" -se le enfrentó Uglilia, desafiante. Le dice el cotorrito: "-Ya sabes"... FIN.
