¡Pasado mañana! ¡Sí, el próximo viernes aparecerá aquí el chiste llamado "La venganza", considerado el de más subido color en los últimos tiempos! Su publicación será aducida como prueba del lamentable extremo a que han llegado las costumbres en esta parte del hemisferio occidental. ¡No se pierdan mis cuatro lectores ese cuento!... ¿Quién está usando a quién? ¿Marta Sahagún a Elba Esther Gordillo o Elba Esther Gordillo a Marta Sahagún? Lo más probable es que ambas se estén utilizando mutuamente. Cada una tiene propósitos personales que cumplir, y en este momento la amistad y el apoyo de la otra le sirven a cada cual para lograr sus fines. Bien dicen los norteamericanos: Politics make strange bedfellows. La política hace extraños compañeros de cama. La católica dama de misa dominical, la soñadora del cambio democrático está a partir un piñón con la corrupta priista en quien siguen encarnando los peores vicios del pasado. Ninguna personalidad jurídica tienen una o la otra para firmar convenios tendientes a la guía de los padres de familia y que comprometen a los maestros mexicanos y sin embargo las dos se saltan a la torera todo marco legal y toda conveniencia política para llevar adelante sus respectivos proyectos personales. ¿Dónde queda el Secretario de Educación? ¿Dónde el supuesto líder del magisterio nacional? Ya ni siquiera se cose con hilo fino, con apego a ciertas formas, como se hacía en tiempos del priato. Ahora, con evidente desdén de los procedimientos, sin ningún tacto ni mesura, se pactan acuerdos personalísimos sin base alguna. Una cosa está clara, sin embargo: las dos señoras se están aprovechando de dos señores. Doña Elba Esther -que lleva a cuestas la ironía de ser llamada lideresa "moral" del magisterio- usa a su marioneta, cualquiera que sea el nombre de quien ocupa el cargo de secretario general del SNTE. Y "la señora Presidenta" -tal título le dieron en Europa- toma su inesperado estatus de esposa del Presidente de México como base para sus muy particulares fines y para favorecer ideologías y propósitos que pueden ser buenos y bien intencionados, pero cuyo manejo desmañado terminará a la postre por dañarlos. No cabe duda: las alturas del poder quitan modestia, y tanto se levanta la cabeza que no se mira ya la realidad. Quien no conoce las instituciones mal puede medir su importancia jurídica, política o histórica. Menos aún se cuidará de la pública opinión. Pensará que puede hacer y deshacer. Y en ese pensamiento más deshará que hará... ¡Brrrrr! Al leer la última frase de esta peroración un estremecimiento me conmovió las siguientes regiones corporales: ramo nervioso superior cardíaco del vago, ramos frénicos, ramo pericárdico y ramo cutáneo externo del nervio abdominogenital mayor. Quedé hecho una piltrafa. Para recuperarme narraré algunos lenes chascarrillos... Decía un señor: "-Me levanté y tomé el veliz para empacar, pues iba a salir de viaje. Al veliz se le cayó la agarradera. Tomé mi maletín. También se le cayó la agarradera. Tomé mi portafolios. Se le cayó el asa. ¡Sentí miedo de ir al baño!"... En el manicomio el siquiatra examinaba a tres loquitos. Le pregunta al primero: "-¿Cuántas son dos más dos?". Responde el alienado: "-416". Le pregunta al segundo: "-¿Cuántas son dos más dos?". "-Sábado" -contesta el orate. Le pregunta al tercero: "-¿Cuántas son dos más dos?". "-Cuatro" -responde sin vacilar el loco. "-Muy bien -lo felicita el analista-. ¿Cómo obtuviste el resultado?". "-Fácil -sonríe el enajenado-. A 416 le resté sábado"... El amigo de Babalucas lloraba desconsoladamente. "-¡Vengo del entierro de mi padre!" -gime. "-Vamos, vamos -trata de consolarlo el badulaque-. No lo tomes tan a pecho. A lo mejor ni era tu padre"... FIN.