El doctor Buttinsky era proctólogo, especialista en recto. De pronto mudó su especialidad: se hizo oculista. Sus colegas le preguntaban la razón de aquel súbito cambio. Explicaba Buttinsky: "-La vista es mejor"... Con motivo del día del amor y la amistad una señora le dijo a su marido: "-Quiero darte un regalo. ¿Qué te gustaría?". Contesta el marido con fingida solemnidad: "-Lo único que de ti espero, vida mía, es tu amor y tu fidelidad". La señora piensa un momento y luego dice: "-Tendrás que conformarte con el regalo"... Ese mismo día -el del amor y la amistad- don Algón le obsequió a su secretaria Rosibel un abrigo de mink. Le pregunta luego a su contador: "-Para efectos fiscales ¿puedo poner ese abrigo como gasto de la compañía?". "-Está difícil, don Algón" -responde el profesionista. Sugiere el salaz ejecutivo: "-¿Por qué no lo pasa como 'Cubierta para la máquina de escribir'?"... La señorita Peripalda, encargada del catecismo, le pregunta a Pepito: "-Dime, buen niño: ¿qué pecado cometieron Adán y Eva en el Paraíso?". Pepito, como de costumbre, no había estudiado la lección. La bondadosa catequista trató de darle ayuda: "-Fue el pecado ori... ori...". "-¡Horizontal!" -responde Pepito en voz de triunfo... El joven médico interrogaba a la señorita Solicia Sinpitier, madura célibe. Le pregunta: "-¿Su edad?". Responde Solicia con un mohín de coquetería: "-37". Acota con severidad el facultativo: "-Le pregunté su edad, no su temperatura"... La señora se enteró de que su criadita, Mary Thorn, se iba a casar. "-Te felicito, Mary -le dice-. Ahora la cosa será más fácil para ti". "-¡Y también más seguido!" -añade con alegría la criadita... Cualquier celebración del amor debe incluir al amor homosexual. Sucede, sin embargo que este tipo de amor no puede todavía decir su nombre con plena libertad, y menos en un país como el nuestro, donde la vida comunitaria es influida fuertemente por prejuicios inmovibles. Desde mi condición de heterosexual yo simpatizo abiertamente con la lucha de las lesbianas y los gays por obtener respeto a su calidad de tales. Lo único que lamento es no estar lo suficientemente interiorizado de su movimiento como para apoyarlo más. Creo en el libre ejercicio de la sexualidad si ese ejercicio es consentido libremente, con plena conciencia y responsabilidad, y si no causa daño moral o físico a la otra parte. Nuestra sociedad debería admitir sin ninguna reserva esa humana manifestación de amor, el amor homosexual, que en muchos sectores sigue siendo vista con hostilidad, sobre todo en el religioso, que es el que más comprensión y caridad debería mostrar. Por eso aplaudo a la comunidad gay de Torreón, que ha decidido organizarse y luchar para que sus derechos y su dignidad sean respetados... Se quejaba un hombre joven: "-Mi actividad sexual es sumamente reducida a causa de un grave mal que sufro". "-¡Qué barbaridad! -le dice con tono compasivo quien lo oía-. ¿Qué grave mal es ése?". Suspira el muchacho: "-No tengo dinero".. El borrachín sale del Hotel Scuzzy y pide al taxista: "-Llévame al Hotel Scuzzy". "-Ya estamos en el Hotel Scuzzy" -contesta el taxista, desconcertado. Saca el temulento un billete de su cartera y dice: "-Está bien. Pero la próxima vez no manejes tan aprisa"... El señor y su esposa fueron al mercado. Al pasar por una frutería el frutero le dice a la señora: "-Tengo naranja ombligona". "-¡Oiga! -lo interpela el marido hecho una furia-. ¡¿Cómo sabe usted que mi esposa es ombligona?!"... (Pobre frutero. Dijo él: "Tengo naranja ombligona", y el esposo entendió: "Tengo naranja, ombligona". ¡Lo que hace una coma!)... FIN.
