Hay quienes dicen que Vicente Fox pasará a la historia por haber consumado dos hazañas: la primera, haber sacado de la Presidencia al PRI; la segunda, haber vuelto a llevar a la Presidencia al PRI. Yo, la verdad, difiero de esa opinión. Y es que el PRI no se deja ayudar por Fox. (Tampoco se deja ayudar por la señora Fox, hoy por hoy una de las aliadas más eficientes y capaces del priismo, así de antipatías está acarreando al PAN, al Gobierno y al propio Presidente). ¿Cómo esperan los priistas recuperar el poder si siguen incurriendo en las mismas viciosas prácticas de siempre, si siguen presentando a la consideración de los electores a elementos tan desprestigiados como Víctor Cervera Pacheco y Elba Esther Gordillo? En esas condiciones más vale malo por conocido que pésimo por volver a conocer. Ciertamente figuran en la lista de precandidatos a congresistas por el PRI hombres como Mario Moya Palencia, uno de los políticos más talentosos que tiene este país, pero en lo general se mantienen los mismos antiguos métodos de selección, con sistemas de cuotas para organizaciones como la CTM y la CROC, incapaces de reunir más votos que las letras que forman las siglas de sus nombres. Pueden estar tranquilos los panistas: con un PRI así tienen asegurada la Presidencia hasta la séptima u octava generación... Don Geroncio, señor de edad madura, era hombre sobrio y temperante. Jamás bebía una copa; no compartía el adagio según el cual "El vino eleva el espíritu, convéngale al cuerpo o no". Grande fue por lo tanto la sorpresa de su esposa, doña Avidia, cuando una noche don Geroncio llegó a su casa en perfecto estado burro, si me es permitida esa ática expresión. "-¡Qué barbaridad! -profiere la señora al ver a su marido en tal condición de beodez-. ¿Por qué vienes así?". "-Seguí tus instrucciones, prenda mía" -responde don Geroncio, a cuyas mientes, por entre la calígine del vino, llegaban confusas expresiones de una comedia de los Álvarez Quintero que representó en su juventud. "-¿Mis instrucciones? -repite doña Avidia sin entender-. ¿Cuáles instrucciones?". "-Recuerda tus palabras, malvaloca -farfulla don Geroncio-. Me dijiste que hoy en la noche me querías embriagado". "-¡Dije 'enviagrado', mentecato!" -lo corrige furiosa doña Avidia... Llega una mujer al consultorio del siquiatra. "-Soy ninfómana -le dice-. Constantemente siento un apetito desordenado de hombre". "-Creo que puedo curarla -le asegura el analista-. Mis honorarios son de 500 pesos la hora". "-¿Cuánto por toda la noche?" -pregunta entre jadeos la mujer... Cierto mexicano cayó en una cárcel de Estados Unidos. Ahí encontró a un paisano suyo. "-¿Cómo es la vida aquí?" -le preguntó. Responde el otro: "-Te describiré una semana típica. Los domingos participamos en servicios religiosos. ¿Te gustan los servicios religiosos?". "-No mucho" -dice el recién llegado. "-Entonces no vas a disfrutar los domingos -comenta el otro-. Los lunes, martes y miércoles jugamos a las cartas. ¿Te gusta jugar a las cartas?". "-No mucho" -vuelve a decir el nuevo. "-Entonces no vas a disfrutar los lunes, martes y miércoles -le advierte el otro-. Los jueves y viernes tenemos funciones de box y lucha libre. ¿Te gustan el box y la lucha libre?". "-No mucho" -repite el mexicano. "-Entonces no vas a disfrutar los jueves y viernes -declara el amigo-. Los sábados tenemos sexo. ¿Te gusta el sexo?". "-Eso sí" -se anima el recién llegado. Pregunta el otro: "-¿Con hombre o con mujer?". "-Con mujer" -responde el nuevo. "-Ah, caray -se preocupa el amigo-. Entonces tampoco te van a gustar los sábados"... FIN.