Rosibel y Susilor, secretarias las dos, cambiaban impresiones sobre sus respectivos jefes. Se queja Rosibel: "-Mi jefe es muy demandante. Me obliga a estar pendiente siempre del reloj". Y dice Susiflor: "-El mío es todavía más demandante. Me obliga a estar pendiente siempre del calendario"... En una fiesta la señora hablaba de su hija. "-Es una gran pianista -decía con orgullo-. Toca el Concierto para la mano izquierda, de Ravel". Un joven invitado le comenta al oído a otro: "-¡Y no sabe todo lo que hace con la derecha!"... El marido le dice a su señora: "-Cornamusa: me informan mis amigos que me estás engañando con un radioaficionado. Contesta la señora: "-Negativo. Cambio y fuera"... El duque de Culiánchez invitó por fin a su vecino, un modesto terrateniente sin timbres de nobleza, a cazar en sus dominios. El hombre, que por años había esperado aquella invitación, compró la mejor escopeta que pudo pagar, y con caballo y perros prestados se unió a la cacería. A media mañana llegó eufórico a la casa donde el montero aguardaba a los cazadores. "-¡Acabo de cobrar una pieza extraordinaria!" -anuncia emocionado. "-¿Qué animal cazó usted? -le pregunta el montero-. ¿Un ciervo? ¿Un gamo? ¿Un oso? ¿Un jabalí?". "-Poca cosa es todo eso -replica el paleto elato (perdón por el juego de palabras)-. La presa que cobré es una extraña bestia que jamás había yo visto en los contornos. Tiene cuerpo de morsa, pescuezo de jirafa, melena de leona, ojos de lechuza y nariz de oso hormiguero". "-¡Jolines! -exclama el montero con espanto-. ¡Este gilipollas ya mató a la señora duquesa!"... Los recién casados en luna de miel compraron un perico en el mercado. Mala compra fue ésa, pues en la habitación el maldecido loro no les quitaba la vista de encima, y eso ponía nerviosa a la muchacha. Se le ocurrió una idea al novio: enredó al perico en una toalla, y le advirtió: "-Si sacas la cabeza te entregaré al zoológico". En la oscuridad de la toalla el periquito se durmió. Despertó al oír voces. Eran los novios, que estaban haciendo la maleta y no la podían cerrar. Le dice el muchacho a la muchacha: "-Ponte arriba, mi vida". "-No -responde ella-. Ponte arriba tú". Sugiere el novio: "-Vamos a ponernos los dos arriba". Al oír aquello el cotorro saca la cabeza y dice: "-¡Zoológico o no zoológico esto no me lo pierdo!"... Ya veremos en los próximos días cómo en lo relativo a su voto sobre la guerra de Bush la nave mexicana empezará a virar. El Gobierno de Fox aplicará a este asunto el sabio refrán según el cual primero es comer que ser cristianos. Y nadie se lo podrá reprochar, pues una cosa es proponer ideales y otra muy diferente es exponer a todo un pueblo a las consecuencias de dar patadas al pesebre. Qué más quisiéramos, que nuestro voto fuera cosa de conciencia y no de conveniencia. Pero la realidad es canija. Decían los latinos: "Necessitas caret lege". La necesidad carece de ley. El pueblo tradujo mal la frase, y al hacerlo la mejoró: "La necesidad tiene cara de hereje". Con esa frase en la memoria iremos a votar... En el bar un señor se molestó cuando el sujeto que estaba a su lado le dio un sorbo a su copa. "-¡Perdón, caballero! -se disculpa el impertinente-. ¡Pensé que era la mía!". Poco después el mismo tipo le da una fumada a la pipa del señor. Otra vez se disculpa el majadero: "-¡Perdone usted! ¡Pensé que era la mía!". Ya para retirarse toma la bufanda que el señor había colgado en el perchero. "-¡Perdone! -vuelve a disculparse al salir-. ¡Pensé que era la mía!". El señor le comenta al cantinero: "-¡Qué bueno que no se me ocurrió ir al mingitorio al mismo tiempo que a ese desgraciado!"... FIN.