Un gendarme hacía su ronda cotidiana por una playa de Biarritz. De pronto vio sobre la arena el cadáver de una bella mujer que seguramente había perecido ahogada antes de que las olas hicieran llegar su cuerpo hasta la orilla. Fue corriendo el guardia en busca de un teléfono para dar cuenta de su hallazgo. Cuando volvió quedó espantado al ver a un francés haciendo movimientos inequívocos sobre el cuerpo exánime de la mujer. "-¿Qué hace usted, infame? -le gritó al tiempo que lo sornijeaba con violencia-. ¡Esa mujer está muerta!". "-¡Muerta! -exclama consternado el francés levantándose como de rayo-. Sacre bleu! ¡Creí que era una inglesa!"... La telefonista atendió muy mal al cliente, y éste le gritó, furioso, que se pusiera el teléfono ya sabía dónde. Al día siguiente el individuo recibió la visita de un inspector de la compañía telefónica. "-Venimos a quitarle su teléfono -le dice al tipo-. Ayer insultó usted a la operadora número 14". "-Por favor -pide el sujeto-. Permítanme hablar con ella". Lo comunican, y el hombre le dice: "-Soy el que la insulté ayer. Le dije que se pusiera su teléfono ya sabía dónde". "-¿Y bien?" -responde fríamente la mujer, en espera de la debida disculpa. Dice el tipo: "-Le hablo para decirle que me van a quitar mi teléfono, para que le haga también un lugarcito"... ¿Cómo podrá el Gobierno resistir las presiones de Bush si no puede resistir aquí las presiones de quienes se oponen a que cumplamos en sus términos el TLC? Cerrar las fronteras a la importación de frijol es medida que daña a muchos y favorece a pocos. Además introduce en el campo un peligroso elemento de política que puede acarrear perjuicios al País. ¿Volveremos otra vez a las políticas proteccionistas del pasado? Si los subsidios que el gobierno de los Estados Unidos otorga a sus agricultores son elemento de desequilibrio en las relaciones derivadas de aquel Tratado, denúnciense esas prácticas y propónganse maneras de hacer menos lesivos sus efectos, pero no apliquemos medidas unilaterales cuando en otros foros estamos denunciando esa unilateralidad... Un granjero visitó a su vecino. Para su sorpresa no lo encontró en su casa, sino en el granero: su mujer lo había expulsado del domicilio conyugal. "-¿Qué sucedió? -pregunta el visitante-. ¿Por qué estás viviendo aquí?". Contesta el granjero tristemente: "-Hay cosas que no se pueden explicar". "-¿Qué quieres decir?" -se extraña el otro. Relata el granjero: "-Estaba ordeñando a la vaca, y con la pata izquierda me tiró la cubeta. Hay cosas que no se pueden explicar". Dice el otro: "-¿Qué tiene de inexplicable que la vaca te haya tirado la cubeta con la pata? Eso sucede con frecuencia". Sigue narrando el hombre: "-Le até la pata izquierda a un poste y la seguí ordeñando. Pero luego me tiró la tina con la pata derecha. Hay cosas que no se pueden explicar". "-Tampoco eso tiene nada de inexplicable" -insiste el otro. "-Le até la pata derecha a otro poste -prosigue el hombre-, y la seguí ordeñando. Pero enseguida me tiró la tina con la cola. Hay cosas que no se pueden explicar". "-No te entiendo -vuelve a decir el visitante-. También es muy frecuente que las vacas tiren el balde con la cola". "-Busqué otra cuerda para amarrarle la cola a un travesaño del techo -continúa el granjero-, pero ya no hallé cuerda. Entonces me quité el cinto y se la amarré con él. En eso estaba cuando por la falta del cinto se me cayeron los pantalones hasta los tobillos en el momento en que estaba yo atrás de la vaca alzándole la cola para atársela. Y en eso entró mi esposa. ¡Hay cosas que no
