Está empezando a desaparecer el efecto Fox. Está empezando a aparecer el efecto Fox... ¿Qué significan esas frases pareadas, escritor? ¿Forman acaso uno de los inanes logogrifos con que a veces intentas exornar tu estilo? ¿O por ventura son alguna paradoja, que en tu caso sería más bien parajoda, por lo basto de tu pluma? (Tú eres el que dijiste, no lo niegues, "petaca minuta" en vez de "peccata minuta"). ¿Acaso intentas imitar -¡audacia de insensato!- el hermoso principio de "A Tale of Two Cities", la gran novela de Charles Dickens, cuyo primer capítulo comienza con aquellas palabras inmortales: "It was the best of times, it was the worst of times..."? Qué significan, di, esas frases: "Está empezando a desaparecer el efecto Fox. Está empezando a aparecer el efecto Fox". Significan que las elecciones en el Estado de México mostraron que ya ha quedado atrás la popularidad que el Presidente tuvo tras de su resonante triunfo sobre el PRI, popularidad que rindió buenos dividendos en votos para los panistas. Dicho de otra manera: está empezando a desaparecer el efecto Fox. A partir de ahora se irán viendo en los procesos electorales, con malas consecuencias para el PAN, los efectos de la deficiente actuación de Fox al frente de la Presidencia. Dicho de otra manera: está empezando a aparecer el efecto Fox... Los revolucionarios entraron en el convento de Sor Bette. Por divertirse, el jefe de los facciosos dice a la asustada monjita: "-Tendrá usted que pasar un rato con el soldado Pitorrón o tomarse una botella de tequila". Responde sin vacilar sor Bette: "-Mi voto de castidad me veda estar con cualquier hombre, ya no se diga con el soldado Pitorrón. Prefiero beberme la botella". Se la traen, y la monjita la apura con entereza de mártir en el Coliseo romano. Terminado el último trago sor Bette golpea con fuerza la botella sobre la cubierta de la mesa y dice luego con retador acento: "-¡'Ora sí, que me echen al soldado Pitorrón!"... Himenia Camafría, madura señorita soltera, quiso tener un gallinero. Le pidió al granjero vecino que le vendiera diez gallinas y diez gallos. "-Señorita -le aconseja el hombre-. Para diez gallinas con un gallo es suficiente". "-Deme diez -insiste la señorita Himenia-. Matrimonios en mi casa sí, amasiatos no"... El cardenal Richelieu necesitaba un gran espadachín para que fuera jefe de su guardia. Se presentaron tres aspirantes: un samurai japonés, un mosquetero de Francia y un pequeño judío dueño de la carnicería de la esquina. "-Muéstrame tu habilidad" -ordena el dignatario al samurai nipón. Pasaba en esos momentos un mosquito. El samurai saca su sable y en pleno vuelo parte al mosquito en dos. "-Ahora tú -ordena el cardenal al mosquetero-. Demuestra lo que sabes hacer". Pasaba en eso otro mosquito. El mosquetero esgrime su espada y en pleno vuelo divide al mosquito en cuatro partes. "-Sigues tú" -dice al judío el cardenal. Otro mosquito pasaba en ese instante. El judío saca su cuchillo jifero y ¡fiiif! le lanza un tajo al mosquito. El insecto sigue volando. "-Fallaste" -dice con tono seco el cardenal. "-Te equivocas -replica el carnicero-. El buen Libro dice: 'No matarás'. Pero si te fijas bien te darás cuenta de que el mosquito, conforme a las enseñanzas del buen Libro, ya va circuncidado"... El jefe de la oficina iba a jugar golf, de modo que se echó en el bolsillo dos pelotitas. Su secretaria notó el bulto, y no le quitaba la vista. Advierte aquello el jefe y dice a la muchacha: "-Son pelotas de golf"- "-¡Oh! -se consterna ella-. ¡Cuánto lo siento! ¿Es algo así como codo de tenis?"... (No le entendí)... FIN.
