Es muy explicable que al Presidente Fox se le haya lastimado la columna vertebral. La carga que lleva sobre sus espaldas es tremenda. Y luego hay que considerar también el peso de la función pública... No pudo ser más inoportuno su quebranto de salud. La intervención quirúrgica a que se sometió, con la convalecencia y el reposo, aparta aún más al Presidente del cumplimiento de su responsabilidad. Y esto en días cruciales, cuando debe tomarse la determinación final sobre el voto de México en la ONU. Bien pudo Fox haber esperado algunos días antes de someterse a esa operación. Los problemas de la columna son casi siempre como los de más abajo: molestos, pero nada intransigentes si se les pide un plazo razonable para darles atención. El Presidente sigue echando leña al fuego de las especulaciones... Juanón el caporal le advirtió a don Chinguetas, el hacendado, que no entrara en el corral: había ahí un novillo muy bravo. No hizo caso don Chinguetas y entró en el cerco. Mal había puesto adentro el pie cuando lo embistió el torete, que derribó por tierra al hacendado y empezó a darle fuertes topetazos y a zarandearlo con incivil violencia. Desde la cerca veía Juanón aquel maltrato sin moverse. Le grita hecho una furia don Chinguetas: "-¡Quítamelo, pendejo! ¡Quítamelo, idiota! ¡Quítamelo, animal!". A las quinientas, y después de que el patrón había quedado ya todo lacerado, tundido y vapuleado, entró Juanón, y usando un paño a modo de capote quitó al rebufante bruto de sobre el hacendado, que a duras penas se pudo levantar y caminar renqueando a terreno seguro. Cuando vuelve Juanón le reclama don Chinguetas fuera de sí. "-¿Por qué no me lo quitabas, mentecato? ¿No oías que te gritaba: '¡Quítamelo, pendejo! ¡Quítamelo, idiota! ¡Quítamelo, animal!'?". Contesta Juanón: "-Yo creí que se lo decía al novillo". (¡Insensato! Don Chinguetas te gritaba: "¡Quítamelo, pendejo!", etcétera, y no: "¡Quítame lo pendejo!", etcétera)... Dulcimére, romántica muchacha, le dice con acento apasionado a Babalucas: "-¡Vamos juntos a la región etérea del amor! ¡Vamos más allá de las nubes, más allá del arco iris, más allá del horizonte azul! ¡Vamos hasta la eternidad y el infinito!". Pregunta Babalucas: "-¿Hay que llevar lonche?"... Picio, el hombre más feo de la comarca, llegó a una farmacia y pidió tres condones. Se los entrega el farmacéutico y le advierte: "-Fíjese bien en la fecha antes de usarlos. Caducan en el 2010"... Salió Capronio del trabajo. Ya se dirigía a su casa cuando en la esquina se topó con una espléndida morena. Entablaron conversación, él le invitó una copa, y una cosa fue conduciendo a otra. Fueron los dos al departamento de la chica. Cuando el trance de amor hubo acabado Capronio le pidió a la muchacha un poco de talco, y se lo aplicó en las manos. Al llegar a su casa su esposa le preguntó dónde había estado. Responde Capronio: "-Estuve haciendo el amor con una espléndida morena". La esposa le ve el talco en las manos y exclama hecha un basilisco: "-¡Mentiroso! ¡Otra vez te fuiste a jugar boliche con tus amigotes!"... Sonó el teléfono y contestó la señora. Le dice una voz: "-Habla el médico de su marido. Tenemos un grave problema. Se nos revolvieron los exámenes de su esposo con los de otro paciente, y ahora no sabemos si su marido tiene Sida o sufre la enfermedad de Alzheimer". "-¡Santo Cielo! -exclama consternada la señora-. ¿Qué debo hacer?". Le indica el médico: "-Cuando su esposo llegue a su casa mándelo a comprar algo a la tienda de la esquina. Si regresa no se acueste con él"... FIN.