Una muchacha de 20 años acusó a un viejito de 85 de haberle arrebatado la flor impoluta de su doncellez. "-¡Abusó de mí, su señoría! –clama gemebunda-. ¡Y dos veces seguidas!". "-Fueron tres" -aclara el viejito con una sonrisa de orgullo... El inspector escolar reprendía al vago y malviviente. "-Su hijo -le decía-, es un iletrado, igual que usted". "-¡Ah, no! -protesta con indignación el hombre-. Mi hijo no es iletrado. Nació un año después de que nos casamos su mamá y yo"... Simpliciano, joven recién matrimoniado, llegó con su flamante mujercita a la habitación del hotel de playa donde pasarían su luna de miel. Le dice con sugestiva voz: "-Disfrutaremos mucho esta noche y las demás que siguen, Loretela. Traje damas chinas, baraja, dominó y un rompecabezas"... Astatrasio Garrajarra llegó a su casa aquella madrugada. Iba, como de costumbre, en estado perfecto de beodez. Su señora había hablado con un consejero matrimonial acerca del problema de alcoholismo de su esposo, y el asesor le recomendó que en vez de hacerle escenas cuando llegara ebrio lo recibiera con amabilidad y buen semblante. Así, en lugar de echarle encima la caballería la señora lo recibió en esa ocasión con una sonrisa. Lo llevó al mejor sillón de la sala, le quitó los zapatos, le trajo las pantuflas y luego se le sentó en el regazo. Le dijo mimosa y con coquetería: “-Cuando quieras vamos a la recámara”. “-Está bien, vamos –acepta el temulento algo desconcertado-. Ya es tarde, pero de cualquier modo cuando llegue a mi casa mi mujer me va a poner de la basura”... Dos jóvenes amigas se encuentran en la calle después de algún tiempo de no tener noticias una de otra. "-¡Qué gusto verte, Florilí! –le dice una a la otra-. Te felicito. Supe que te casaste". "-Pues felicítame doblemente -responde la otra chica con una sonrisa de felicidad-. Ya somos tres en la casa". "-¡Qué felicidad! -exclama alegremente la amiga-. ¿Y qué fue? ¿Niño o niña?". "-No, -aclara la otra-. ¡Al fin conseguí muchacha!"... El amaestrador de perros le dice al feroz mastín: "-La manita, Kaiser, dame la manita". Y al decir eso le chorreaba sangre del muñón mientras el maldecido perro mantenía en el hocico la mano que de un mordisco le había arrancado... La señora suegra llegó de visita a la casa de su yerno. En la puerta lo recibe jubiloso el nieto más pequeño. "-¡Qué bueno que viniste, abuela! -le dice con mucho regocijo-. ¡Y precisamente hoy, que se nos descompuso la licuadora!". Pregunta con extrañeza la señora: "-¿Por qué te alegra que haya llegado cuando se descompuso la licuadora?". Explica el pequeñín: "-Es que siempre que vienes a la casa mi papi le dice a mi mami: ‘¡Qué bien muele tu mamá!’”... El sheriff del pueblo le avisó a su esposa que iba a estar de guardia toda la noche. A eso de la una de la mañana, sin embargo, se sintió cansado, y como todo estaba quieto decidió irse a dormir. Entró en silencio a la recámara, y para no despertar a su mujer se desvistió sin encender la luz. Pero apenas se iba a meter a la cama cuando le dijo la señora: “-Tengo jaqueca, querido, y no hay aspirinas. ¿No serías tan amable de ir a la farmacia a traerme unas?”. Se volvió a vestir en la oscuridad el sheriff y fue a cumplir el encargo. Le pregunta el farmacéutico: “-¿No es usted el sheriff Cuckold?”. “-Así es, en efecto –responde el guardián de la ley-. ¿Qué no me ha visto antes?”. “-Sí –replica el hombre-. Pero no lo reconocí vestido con uniforme de jefe de bomberos”... FIN.
