Eran dos socios de una fábrica de productos químicos. Le dice uno a otro: "-Supe que vas a salir esta noche con Susiflor, mi secretaria. Te vas a aburrir, es muy sosa". Al día siguiente llega el químico luciendo una sonrisa de oreja a oreja. "-Te equivocaste -le dice al socio-. Me dijiste que Susiflor es sosa, pero conmigo actuó como potasa... "... Le cuenta una señora a otra: "-Me molesta el acoso sexual de mi marido". "-Eres afortunada -dice la otra-. A mí me molesta el ocaso sexual del mío"... Libidiano hizo a Rosibel una proposición indecorosa. "-No puedo" -respondió ella-. "-¿Por qué?" -pregunta Libidiano-. "-Porque podría subir la tasa de inflación" -responde Rosibel-. Libidiano se molestó ante aquella excusa, en la cual creyó advertir cariz de burla. "-Me parece un pretexto muy absurdo" -exclama con enojo-. "-Mira, -replica la muchacha-. Cualquier pretexto es bueno cuando no lo quieres hacer con algún caón”... El Gobierno de Fox nos pide quitarle el freno al cambio. Con esa frase culpan al Congreso de los grandes fracasos de la administración foxista, y piden a los ciudadanos elegir un grupo de congresistas favorables del todo al Presidente y atentos a sus iniciativas para sacarlas adelante. La verdad es que el freno al cambio lo ha puesto la propia administración con su falta de capacidad política. No es lo mismo ser Presidente de un país que gerente de la Coca-Cola. Los procedimientos gerenciales se basan en buena parte en el dictado de una voluntad que otros deben acatar y convertir en acciones. El ejercicio de la recta autoridad presidencial, en cambio, se finca en consensos -“La política es el arte de lo posible”-, y a esos consensos no se puede llegar sino mediante el diálogo. La falta de habilidad para conseguir ese diálogo es lo que ha puesto el freno al cambio... En el bar tres amigos se confiaban cosas íntimas. Dice el primero, jactancioso (y mentiroso): "-En mi noche de bodas yo le hice el amor a mi mujer seis veces". "-Yo cinco" -se ufana el segundo. El tercero no decía nada. "-¿Y tú? -le preguntan los otros-. ¿Cuántas veces le hiciste el amor a tu mujer en la noche de bodas?". "-Una vez nada más" -contesta el tipo-. "-¿Sólo una vez? -se burlan los amigos-. ¿Por qué?". "-Bueno -explica el otro-. Es que ella no estaba acostumbrada"... El maestro hace que Juanilito pase al pizarrón. Le dice: "-Vamos a hablar de las aves, que son animales ovíparos, o sea de los que se reproducen por medio de huevos. A ver, buen niño: dibuja un huevo". Juanilito toma un gis con una mano y la otra se la pone en el bolsillo. Desde su asiento grita Pepito: "-¡Está copiando, profe!"... Trepado en la barda del corral el perico observaba todos los días las evoluciones amatorias del gallo con las gallinas. Cada vez que el gallo se le trepaba a una el periquito lo animaba dando grandes voces. Le gritaba: "-¡Duro, mano, duro!". Cierto día una súbita ráfaga de aire hizo caer al loro en el corral. Y cuando el gallo se dirigió a él amenazante, comenzó a decir el periquito con tierna y dulce voz: "-¡Suavecito, manito, suavecito!"... Le comenta un agente de ventas a su compañero: "-Algo no anda bien en mi matrimonio". "-¿Por qué piensas eso?" -inquiere éste-. Responde el viajero: "-Llegué a mi casa la otra noche después de un viaje largo. Estaba dormido al lado de mi esposa cuando alguien tocó el timbre de la puerta. Mi mujer se sobresaltó y dijo media dormida: '-¡Mi marido!'. Y yo, semidormido también, brinqué de la cama, agarré mi ropa y salté por la ventana"... FIN.
