Lord Feebledick pasó la tarde en el club. La conversación giró en torno de un tal Russell, matemático y filósofo, quien había sacado a luz un libro, "Marriage and Morals", con ideas disolventes sobre el matrimonio. Esta institución, sostuvo Feebledick, es base de la familia, la cual es base de la sociedad, que a su vez es base del Imperio Británico. Tanto Russell como los célibes atentaban contra el Imperio, y merecían por tanto ser objeto de desdén. Todos brindaron por esa patriótica declaración. Cuando milord volvió a su casa encontró a su mujer, lady Loosebloomers, en apretado abrazo de concupiscencia con Wellh Ung, el valet filipino. "-Bloody rascal! -rebufó Feebledick dirigiéndose al sirviente-. ¿Para esto te pago?". Responde el filipino: "-Me permito recordarle a milord que hoy es sábado. Esto lo estoy haciendo en mi día libre y sin esperar retribución alguna"... Un escocés subió al tren con su hijo, mocetón adolescente. Cuando llegó el revisor el escocés le entregó un boleto. "-¿Y el de su hijo?" -pregunta el empleado. "-Él no paga -responde el escocés-. Tiene cuatro años". "-¿Cuatro años? -se indigna el revisor-. A mí me parece de doce". "-Tiene cuatro -insiste el escocés-. Lo que pasa es que es muy preocupón"... Jesús Robles Toyos, político sonorense de mediados del pasado siglo, es autor de una frase afortunada: "La política apendeja a los hombres inteligentes, y enloquece a los pendejos". El Presidente Bush, dicho sea sin el menor respeto, anda enloquecido. Primer genocida del milenio, fue a liberar a un pueblo que no pidió ser liberado, y para darle la libertad lo está exterminando. No va solo en su locura: ingleses y norteamericanos ya se disputan el reparto de las ruinas, hacen el cálculo de los barriles de petróleo que les corresponderán después de la matanza, y distribuyen contratos de reconstrucción como quien reparte tajadas de un pastel. Asistimos al espectáculo de la barbarie y el cinismo. Junto a esa visión el espectáculo de los aturrullados diplomáticos reunidos en la ONU se antoja un trágico sainete, una patética junta de fantasmas. Ni siquiera osarán elevar una condena por miedo a indisponerse con Atila. Aquí me tienen, por lo tanto, solo, gritando mi vituperación en medio del vacío. ¡Ah, mundo!... Un pobre sujeto fue asaltado. Su atacante lo apuñaló y lo dejó tirado en un oscuro callejón. Acertaron a pasar por ahí dos siquiatras, y oyeron los quejidos del agonizante. Uno de los analistas dice a su compañero: "-Hay que buscar al que hizo esto. Necesita ayuda"... Le cuenta un tipo a otro: "-Mañana me caso por cuarta vez". Pregunta el otro: "-¿Qué fue de tus anteriores esposas?". "-La primera comió hongos envenenados y murió" -responde el tipo. "-¿Y la segunda?". "-También comió hongos envenenados y murió". "-¿Y la tercera?". "-Murió de un golpe en la cabeza". "-¿Un accidente?". "-No precisamente. No se quiso comer los hongos"... Llegó un individuo con el médico. "-Algo me está pasando, doctor -se queja-. Mi esposa ya no me excita sexualmente". "-Tráigala a mi consultorio" -indica el facultativo. Al día siguiente llega el tipo con la señora. El galeno le pide al esposo que espere en la recepción. Hace pasar a la mujer a su privado y le ordena que se desnude. La señora obedece. El médico la ve con atención, le da la vuelta, la mira por todos lados de arriba abajo. Enseguida, sin decir palabra, le manda: "-Vístase". La señora vuelve a vestirse, desconcertada por aquel rápido examen. Entonces el médico llama al esposo y le dice: "-Está usted perfectamente bien. Tampoco a mí me excitó su esposa"... FIN.
