En Bloomerstonshire se iba a entregar el premio a La Mujer del Año. Anuncia el maestro de ceremonias: "-La elegida se encuentra en esta sala”. Lady Loosebloomers, presente en la ceremonia, le dice a su vecina de asiento: "-Puede ser cualquiera de nosotras”. "-Ha vivido aquí toda su vida” -continúa el anunciador. Dice lady Loosebloomers a sus amigas: "-Eso las elimina a ustedess”. Prosigue el conductor del acto: "-Es madre ejemplar y esposa fidelísima”. Exclama lady Loosebloomers, furibunda: "-¡Damn!”... Pirulina le dice a su mamá: "-¿Verdad, mami, que una vez me dijiste que el camino para conquistar a un hombre pasa por el estómago?”. Contesta la señora: "-En efecto, hijita, eso te dije”. Declara Pirulina: "-Acabo de descubrir un atajo”... Don Chinguetas le informa a don Astasio: "-Me apena mucho decirte esto, pero acabo de ver a tu mujer con otro hombre”. Pregunta don Astasio: "-Ese hombre ¿es un individuo alto, moreno, de bigotito?”. "-Así es” -confirma don Chinguetas. Y dice don Astasio: "-Entonces no es otro hombre; es el mismo”... Himenia Camafría y Celiberia Sinvarón, maduras señoritas solteras, conversaban acerca de asuntos financieros. Comenta Celiberia: "-Yo deposito en el banco el dinero que me sobra. Tengo una inversión a plazo fijo”. "-Pues yo -manifiesta la señorita Himenia- invierto todos mis ahorros en navajas suizas. Ya he comprado 150 de ésas que tienen lupa, tijeras, brújula, serrucho, abrelatas y destornillador”. "-¿Para qué quieres todas esas navajas?” -se asombra Celiberia. "-Mira -le explica la señorita Himenia-. El tiempo no se detiene. Los años nos dejarán su huella. Y un adolescente guapo es capaz de hacer cualquier cosa por una navaja suiza de ésas que tienen lupa, tijeras, brújula, serrucho, abrelatas y destornillador”... Decían los antiguos, y decían bien, que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Me alarma el optimismo del Presidente Fox, la visión color de rosa que tiene de los asuntos del país. Es una especie de Pangloss, el personaje de Voltaire en su novela “Cándido”, en cuya opinión todas las cosas estaban tan bien que casi eran perfectas. A juzgar por las declaraciones de nuestro Presidente nada anda mal en México, y el único problema que tenemos es no tener problemas. Los anuncios televisivos de Fox, -quien ciertamente es mejor locutor que político- parecen haber sido hechos por Leibnitz: vivimos en la mejor de las Repúblicas posibles. Desde luego ya quedan muy pocos mexicanos que comulguen con ruedas de molino, y nadie comparte esa visión idílica. Pero más peligroso que un Presidente que engaña es uno que se engaña... Doña Jodoncia acusó de injurias a su vecino: la había llamado "víbora". El juez encontró culpable al acusado y lo condenó a pagar una multa. Pregunta el tal vecino: "-¿Significa esto que no puedo llamar ‘víbora’ a doña Jodoncia?". "-Así es, en efecto" -responde el juez. Pregunta otra vez el hombre: "-Pero ¿puedo llamar ‘Doña Jodoncia’ a una víbora?". Vacila el juzgador, y luego dictamina: "-No creo que haya ley que se lo prohiba". Entonces el tipo se vuelve hacia su acusadora y le dice: "-Hasta luego, doña Jodoncia"... "-Nunca bebo de más -decía un individuo-. Siempre traigo un retrato de mi mujer en la cartera. Cada vez que bebo miro ese retrato de cuando en cuando. En el momento en que mi mujer empieza a parecerme atractiva sé que ya he bebido lo suficiente"... La pequeña niña le pregunta con dulce voz a su abuelita: "-Di por qué, dime abuelita, di por qué eres viejita, di por qué son tus cabellos como la espuma del mar. Di por qué no tienes dientes, y por qué usas tus lentes, di por qué sobre las camas ya no te gusta brincar". Le contesta la ancianita: "-Qué chin... te importa"... FIN.