El señor cura se veía en apuros para acabar de construir la iglesia. Le dice el sacristán: : "-Lo que sucede, padre, es que usted es demasiado amable con los feligreses, y hasta tímido para pedir. A esos avarientos se les debe exigir por fuerza lo que de grado no darán. Más sirve a veces un -¡Suelta, hijo de p...! que dos -´Dame por Dios´. Déjeme hacer a mí. Iré casa por casa y ya verá usted que en un día le junto lo que le falta para la construcción". No sin vacilar el padrecito dio su permiso al sacristán para que hiciera la colecta. Al día siguiente salió el rapavelas. Cuando volvió en la noche traía dos grandes bolsas. "-Mire, padre" -dice al señor cura-. Y volcó sobre la mesa el contenido de una de ellas: billetes de alta denominación, dólares, centenarios, cheques hasta por 100 mil pesos. "-¡Qué barbaridad, hijo! -exclama boquiabierto el señor cura-. ¿Cómo le hiciste para juntar tanto dinero?". "-Muy fácil, padrecito -responde el individuo-. Pedía hablar con el dueño de la casa, y cuando venía lo amenazaba con este filosísimo cuchillo y le decía: -si no me das buena lana pa´la iglesia te cortaré lo que tú ya sabes". Todos se espantaban y de inmediato soltaban el dinero, "-Ahora me lo explico -dice asustado el sacerdote-. Con razón traes esas dos bolsas llenas de dinero". "-En la otra no traigo dinero -dice el sacristán-. Traigo lo de aquellos que no quisieron cooperar".... En el apogeo de la fiesta el señor se extrañó al no ver a su esposa entre los invitados. La buscó en la cocina, y luego fue a la recámara. Ahí estaba la mujer en brazos del mejor amigo del señor. "-Está borracho -explica la señora-. Cree ser tú"... Susiflor, muchacha ingenua y cándida, iba por la calle con su perrita pequinesa atada a una cadenita cuando de pronto se apareció un perro callejero y empezó a dar buena cuenta de la perrita. La gente, divertida, empezó a ver aquello, y eso apenó mucho a Susiflor. Llamó a un chiquillo que estaba por ahí y le dice: "-Te doy un peso porque me detengas a la perrita. Yo me voy por ahí mientras el perro acaba". "-Tendrá que darme dos" -demanda el muchachillo-. "-¿Por qué?" -pregunta Susiflor. Contesta el niño: "-Porque este perro siempre asegunda"... Dos vaquitas encontraron tirado un envase de leche. Leyeron en el cartón: "Leche ultrapasteurizada, homogenizada, desodorizada, descremada, enriquecida con 4000 UI de vitamina A y 400 UI de vitamina D por litro, tiamina, riboflavina y niacina". Y le dice una de las vaquitas a la otra: "-Te hacen sentir una indeja, ¿no?... Una monjita realizaba actividades de trabajo social. Le tocó entrevistar a una chica de tacón dorado. "-¿Cuándo perdiste tu virginidad?" -le pregunta-. "-No recuerdo, madre" -contesta ella-. "-¿Cómo? -se asombra la monjita-. Es imposible que hayas olvidado el día en que sucedió un acontecimiento de tanta importancia en tu vida". "-De veras, madre -repite ella-. No sé decirle cuándo fue ese día. Los hombres no tienen un sello fechador ahí donde le platiqué"... El consejero matrimonial le informa al señor: "-Su esposa asegura que usted no habla más que de futbol: que todo lo ve a través del futbol. ¿Qué responde usted?”. Contesta el tipo: "-Que está fuera de lugar"... FIN.
