Rosilita, la pequeña vecina de Pepito, dijo en la mesa una palabra fea: "pindejo". Su papá la llevó a la sala, se la sentó en las rodillas y la amonestó con ternura paternal. "-Mira, hijita -le dijo-. Las niñas que dicen palabras feas se vuelven diputadas cuando llegan a la mayor edad. Si me prometes que no volverás a decir esa palabra te daré 10 pesos". La pequeñita hizo la promesa, y su papá le entregó la recompensa. Por la tarde Rosilita salió a jugar con Pepito. De regreso a su casa el papá de la niña le pregunta: "-¿A qué jugaste con Pepito?". Responde la nenita: "-A nada. Le conté lo que me había pasado y me enseñó varias palabras de 100 pesos"... Doña Frigidia, ya se sabe, es la mujer más fría del planeta. Una tarde vio en la televisión el documental "Un viaje en balsa por el Amazonas", y esa vez los viajeros tuvieron que ir por el río en un trineo de perros. Pues bien: doña Frigidia leyó en el periódico que una mujer había fallecido en el curso de la noche, y el marido se enteró de su muerte hasta el siguiente día, pues salió de la casa creyéndola dormida. Le pregunta doña Frigidia a su marido: "-Si yo muriera ¿cómo sabrías tú que ya estaba muerta?". Contesta don Frustracio: "-Bueno, el sexo sería el mismo, pero los platos empezarían a apilarse en el fregadero"... Cuando llega la temporada de calor yo tiemblo por los bosques. ¡Ah, cuántos enemigos tienen los árboles de México! Con distinta terminología, pero seguimos acabando con los árboles. Primero se decía "Permiso de tala". Cuando esa palabra, tala, se oyó mal se comenzó a decir "Permiso de aprovechamiento". Ahora se habla de "Cortes por saneamiento": se autoriza el corte de árboles afectados por alguna plaga, pero validos de esa autorización no faltan los abusadores que, por falta de supervisión y vigilancia, cortan 10 árboles sanos por cada árbol enfermo. Luego están los incendios, y los permisos para cortar los árboles dañados por el fuego. Sacarlos de donde están daña al bosque aun más que el mismo incendio, pues se provoca la erosión y se impide la regeneración natural de la foresta. Además, la posibilidad de aprovechar la madera en las extensiones incendiadas propicia que deliberada-mente se provoquen incendios, de los que serán culpados los vacacionistas. Sé que todo esto preocupa a las autoridades encargadas de cuidar nuestro patrimonio natural, pero una labor más intensa, realizada con ayuda de los particulares preocupados por los bosques, es cada vez más necesaria para salvar a los árboles de México de modo que las generaciones venideras no los vayan a conocer sólo en retrato... La señora se quejaba de que en cuestión de sexo su marido tendía a lo económico: lo hacía una vez cada año. Bisiesto el citado año. Cierto médico le recetó unos polvos, la dosis que cupiera en la superficie de una moneda de 20 pesos. Un mes después el galeno le preguntó a la señora cómo le había ido con su esposo. "-¡Extraordinariamente bien, doctor! -responde ella con una gran sonrisa de contentamiento-. ¡Hasta cinco y seis veces diarias me expresa su pasión!". "-¿Cinco y seis veces diarias? -repite estupefacto el médico-. Señora, eso me inquieta mucho. Tanto amor es demasiado; su marido ya es señor grande; puede agotarse, y aun llegar a la total extenuación. La dosis que le receté no era para producir tal efecto". "-Bueno -doctor, aclara ella-. No sé si haya influido esto: como no tenía a la mano una moneda de 20 pesos le dí los polvos que cabían en un billete de la misma cantidad"... FIN.
