Le informa el juez al acusado: "-El señor aquí presente lo acusa de injurias. Dice que usted lo llamó ‘hijo de perra’". "-No es cierto –niega el tipo-. Yo nada más le pregunté de cuáles croquetas come su mamá"... Llega un marino a la tienda de artículos de lencería y pide a la encargada: "-Me da un brassiére copa D". Pregunta la muchacha: "-¿No quiere también el pantie?". Inquiere a su vez el marinero: "-¿Tiene para sirena?"... En el elevador le dice el borrachín a la robusta dama: "-Huele usted a azucena". "-Favor que usted me hace" -responde la mujer. "-A su cena de anoche" -precisa el temulento arriscando la nariz... El consejero matrimonial hablaba con Fecundino Pitorreal. "-Su esposa está agotada -lo amonesta-. Dice que le hace usted el amor hasta tres o cuatro veces cada noche". "-En efecto -confiesa apenado Pitorreal-. Ésa es mi debilidad"... El muchacho llega con el médico de su familia y le dice con vacilación: "-Doctor, vengo a verlo porque un amigo mío tiene un problema, y me pidió que por favor le preguntara a usted". "-¿Qué problema tiene tu amigo?" -pregunta el médico-. "-Bueno -cuenta apenado el muchacho-, resulta que hace unos días fue con una mujer alegre, y poco después empezó a tener síntomas como de una enfermedad venérea". "-Muy bien -dice el doctor-. Bájate el zipper y enséñame a tu amigo"... La viejita libidinosa estaba en su cama con el viejito concupiscente. De pronto se escuchan pasos en el jardín. "-¡Es mi nieta Caperucita! -exclama la anciana con apuro-. ¡Rápido, ponte la máscara de Lobo Feroz!"... Los nuevos demagogos proponen que las etnias mexicanas sean una especie de Estado dentro de otro Estado. En eso se ha convertido ya una vastísima extensión de Chiapas, que parece ser ahora otro país al que no pueden entrar las autoridades mexicanas, y que se rije por su propia ley. Esa ley es la ilegalidad. En los llamados territorios zapatistas impera la violencia; se ha establecido un terrorismo que agobia a quienes no se allanan a las demandas de los encapuchados. Los despojos están a la orden del día. No se les puso freno en un principio, pues afectaban a particulares, algunos de ellos extranjeros. Pero ahora “los inditos” amenazan a otros inditos. Los lacandones ven cómo sus tierras empiezan a ser ocupadas por los bandoleros, y se disponen a hacerse justicia por sí mismos, pues no hallan protección en los encargados de evitar violaciones a la ley. Por tanto, cuando en algún discurso oficialoide se proclame que los mexicanos vivimos en un Estado de Derecho, hágase una salvedad y dígase: más o menos... “-¡Eres un egoísta! –le dice con enojo doña Jodoncia a su esposo, don Martiriano-. ¡Compras un seguro de vida, y aseguras tu vida en vez de asegurar la mía!”... Tres ratoncitos estaban platicando. Los tres presumían de ser fuertes, rudos y valientes. Dice el primero: “-Yo me como el veneno que nos ponen, y no me hace ningún efecto”. Dice el segundo: “-Yo hago saltar las ratoneras, y cuando la barra va a aplastarme la agarro y hago ejercicio con ella mientras me como el queso”. Dice el tercero: “-Interesante conversación, pero debo irme: ésta es la hora en que me tiro al gato”... El majadero individuo le lanzó un piropo de mal gusto a la guapa señora que mostraba señales evidentes de hallarse enferma de gustos pasados, es decir, embarazada. "-Señora -le dice con torpe salacidad grosera-. Cuando se desocupe el cuarto me gustaría hacerme cargo de él". "-Cómo no -responde de muy buen grado la señora-. Con todo gusto mi marido le pondrá la llave en su mano"... FIN.