Dos ejecutivos iban a una convención empresarial. El jet privado en que viajaban se estrelló, y los dos hombres, que en vida habían cometido muchos pecados, electorales y de los otros, se vieron en la presencia de Satán. El Príncipe de las Tinieblas los condujo a una puerta marcada con un letrero que decía: "Infierno de los Ejecutivos". Esa puerta daba a dos departamentos. "-Pueden escoger cualquiera de los dos -les dice Satanás-. Uno es el Infierno del Frío. Ahí su sangre se les congelará en las venas; los brazos y piernas se les desprenderán del cuerpo como trozos de quebradizo hielo. Aun caídos esos miembros sentirán en ellos las dolorosas punzaduras de gélidas agujas. El otro es el Infierno del Calor. La idea la sacamos de Dante: a los hombres se les ocurren tormentos más crueles que a los demonios. En ese averno sentirán ustedes la quemadura de las llamas. Las capas de su piel irán ardiendo, y cuando se consuman abrasadas por el fuego nuevas capas de piel se formarán, y la tortura comenzará de nuevo. Escojan, pues, entre esos dos infiernos". Los ejecutivos le preguntaron a Satán si podían formar una comisión a fin de estudiar ambas propuestas. Buscaban de ese modo prolongar ad infinitum la cuestión, de modo que jamás se resolviera. Pero Luzbel se manifestó inflexible: ellos mismos debían resolver, y ya. Tribulados y llenos de congoja los dos ejecutivos no sabían cuál de los dos infiernos escoger, el del calor o el del frío. Pero uno de ellos volvió la vista y advirtió cerca de ahí una tercera puerta. Estaba marcada con otro letrero que decía: "Infierno del Sexo". Fueron los dos hacia esa puerta y la abrieron. Lo que vieron los dejó estupefactos... El cuento seguirá después de una sesuda reflexión política... Federico Berrueto Pruneda, coahuilense, es un joven político priísta honesto y talentoso. Había sido incluído en la lista de candidatos a diputados plurinominales por el PRI, pero algunos señalamientos suyos no fueron del agrado de la dirigencia nacional, y a última hora se le excluyó de dicha lista de modo irregular, por cuestiones de mera forma, irrelevantes. Berrueto Pruneda no se allanó a dicha decisión: consideró que por el bien del mismo PRI deben quedar atrás los tiempos de la llamada "disciplina", que niega los derechos de los militantes y los sujeta al caprichoso arbitrio de los líderes. Se inconformó, pues, ante el Tribunal Federal Electoral, y ese órgano colegiado, en una decisión que puede ser histórica, dio la razón al inconforme y ordenó la restitución de su derecho. La justificada rebeldía de Berrueto favorece al PRI en vez de dañarlo, pues impulsa la democracia interna que debe existir en ese partido, como en todos. Mal pueden los partidos hablar de democracia si ellos mismos no la practican en su régimen interior. Podrá o no llegar a la Cámara el coahuilense, pero con su inconformidad ya hizo una aportación muy apreciable a la vida política de la Nación... Y sigo con mi cuento... Fueron, pues, los dos ejecutivos a la puerta marcada "Infierno del Sexo", y lo que vieron los dejó estupefactos. Había una sala dividida en segmentos. Unos eran oficinas; otros eran habitaciones de motel. La sala estaba llena de ejecutivos que hacían el amor con lindas chicas, las cuales practicaban con ellos -y en ellos- toda suerte de sensualidades y eróticas delicuescencias de carnalidad. Le dicen los dos ejecutivos a Satán, con voz llena de excitación: "-¡Aquí queremos estar!". "-Lo siento -responde Satanás-. Éste es el Infierno de las Secretarias"... FIN.