Un rancherito iba por el camino con su burro cuando de pronto el animal decidió no seguir andando ya. Fueron inútiles todos los esfuerzos del rancherito para hacerlo seguir. Golpes, ruegos, amenazas, todo en vano. En eso llega una turista en su automóvil, y como el burro estaba atravesado en el camino ya no pudo seguir. Se baja la mujer y pregunta al rancherito: "-¿Qué le sucede a su burro?". "-No sé –contesta el rancherito-. No logro hacerlo andar. "-Permítame" -dice la turista. Y acercándose al burro le hace algo. El burro echa a correr a toda velocidad. "-¿Qué le hizo?" -pregunta asombrado el rancherito. "-Muy sencillo -explica la turista-. Le hice unas cosquillitas allá abajo, por eso corrió así". "-Pues ahora hágame las cosquillitas a mí -demanda el dueño del pollino-, para poderlo alcanzar".... Dos cazadores dispararon al mismo tiempo sobre un conejo, y los dos acertaron el tiro. Empezaron a discutir sobre cuál de ellos debía llevarse el conejo. Como no llegaron a ninguna conclusión propone uno: "-Vamos por turno a darnos patadas donde más nos duela. El que aguante más patadas, ése se quedará con el conejo". El otro acepta, macho que era, y dice desafiante: "-Dame tú la primera patada". El cazador le propina terrible puntapié en la parte donde más duelen las patadas. Se retuerce el tipo con el dolor, pero se repone, y con voz apenas audible pide a su rival: "-Ponte ahora tú. Me toca darte la patada". "-No -responde el otro con desdén dándose media vuelta-. Quédate tú con el conejo"... Aquel dictador hizo que todos los oficiales de su ejército, de generales para abajo, se formaran para pasarles revista. En eso estaban cuando un borrachín que pasaba por ahí se plantó frente al lucido contingente y gritó con voz estentórea y muy marcial: "-¡Por el flanco derecho! ¡Todos a tiznar a su madre!". El dictador se enfurece. Ordena: "-¡Agarren a ese talísimo y fusílenlo!". "-¡Por qué? -protesta con tartajosa voz el borrachín-. No dije: ¡Ya!"... Le comunica un muchacho a su padre: "Oiga, apá, fíjese que me quiero casar". "-¿Cómo que se quiere casar m’hijo?- dice el cachazudo cuanto cicatero padre-. Está muy chiquío pa’ eso ¿no?". "-Pero si ya tengo 30 años, apá" –razona el mocetón. "-Bueno, ya está en edad de merecer, m’hijo. ¡Cómo se va el tiempo! -dice el señor rascándose la cabeza-. ¿Y ya gana pa’ mantener su casa?". "-Hace años, que mantengo ésta" -dice el muchacho temeroso de ofender a su haragán progenitor. "-Ah qué caray -vuelve a decir el padre-. Y yo ¿en qué puedo servir a m’hijo?". "-Necesito algo del dinero que le dí a guardar" -dice temblando el muchacho. "-Y ¿pa’ qué quere ese dinero m’hijo?" –inquiere el genitor. "Pos pa’ las donas de la novia” –contesta con timidez el novio. “-Está bien –dice el señor, condescendiente-. Le voy a dar unos centavos. Pero cómprele conchas, que eso de las donas es cosa de los gringos”... En rueda de amigos contaba uno: "-A mi esposa le dio por cantar durante su embarazo la canción ‘Dos Arbolitos’, y tuvo cuates" "-Qué coincidencia -dice otro-. La mía cantó ‘Tres Palabritas’ cuando estaba esperando, y tuvo triates" "-Eso no es nada -sigue otro-. Mi señora cantaba ‘Cuatro Milpas’ y tuvo cuádruples". El otro se levanta apresuradamente. "-¿A dónde vas?" -le preguntan. "-A mi casa -responde el señor-. Mi esposa está embarazada, y le ha dado por cantar ‘Doce Cascabeles’"... FIN.
