Tres mujeres jóvenes iban por la playa. Las olas arrojaron a sus pies (seis en total) una lámpara cuya forma anunciaba que era habitáculo de un genio. La frotaron y, en efecto, salió el genio. Ya no hay sorpresas en el mundo. "-Soy el Genio de la Inteligencia -les dice el oriental-. Puedo darles toda la inteligencia que me pidan". "-¡Merde! -exclama con disgusto una de las muchachas, que tenía cierta facilidad para los idiomas-. Seguramente hay un Genio del Dinero, otro de la Belleza, otro del Éxito... ¡Y a nosotros nos tenía que tocar el de la Inteligencia!". "-Nadie las ha tocado -dice el genio-. Dime: ¿cuál es tu IQ, o sea Intelligent Quotient, cociente de inteligencia?". "-Mi IQ -responde la chica- es de 10 sobre 200". "-¿Y qué te ha parecido el Big Brother, segunda parte?" -le pregunta el genio, sugiriendo un tema de conversación al nivel de la muchacha. "-No veo ese programa -contesta ella-. Soy demasiado inteligente para desperdiciar mi tiempo en eso. Aun así, quisiera ser más inteligente". El genio hizo un ademán, y la muchacha se encontró convertida en Doctora en Ciencias. Dice la segunda: "-Yo tengo un IQ de 100 sobre 200, pero me gustaría ser más inteligente". El genio hizo otra señal, y la chica se encontró convertida en Doctora en Humanidades. "-Mi caso es diferente -habla la tercera-. Yo tengo un IQ de 200 sobre 200. Pero mi inteligencia no me ha dado sino problemas. No tengo novio; en el trabajo mis compañeros me miran con recelo. Quisiera que me quitaras toda la inteligencia". El genio, obediente, hizo una señal, y la muchacha se encontró convertida en hombre... El guía mostraba a los turistas el Coliseo de Roma. "-Este sótano -les dice-, es donde se vestían los cristianos antes de salir a la arena para ser arrojados a los leones". Pregunta una señora: "-¿Cómo se vestían para eso?". "-Supongo, señora -responde el guía-, que muy despacito"... La capital de Sinaloa, Culiacán, está convertida ahora en una ciudad progresista y laboriosa. El Gobernador Millán supo que andaba yo en su Estado -me invitó José Luis López Uranga, amigo de mucho tiempo, a dar una charla en Culiacán-, y de pronto me vi en el despacho del Gobernador. De todas las cosas que me dijo la que más y mejor me impresionó fue la relativa a la creación del Consejo Ciudadano para la Evaluación de la Gestión Pública, órgano autónomo formado por ciudadanos de reconocida solvencia moral y con criterio independiente. Se encargará ese consejo de juzgar la actuación de los funcionarios -del Gobernador abajo-, calificando periódicamente esa actuación y emitiendo juicios sobre ella. Entiendo que algunas ciudades de Estados Unidos tienen un "Council for the Excellence in Government", y que en Chile hay una especie de ombudsman de los gobernados, señor cuyo cargo tiene un clásico nombre, pues se llama Veedor de los Ciudadanos. Habla muy bien del Gobernador Millán su determinación de crear ese organismo y someter sus actos de gobierno al juicio y calificación de la ciudadanía. Eso, y la excelente Ley de Transparencia que Sinaloa tiene, representa un avance democrático que otros estados deberían seguir... Se encuentran dos amigos que no se veían desde los tiempos de la juventud. Dice uno: "-¿Te acuerdas de Chichilia Nalguitier?". "-¡Cómo no la voy a recordar! -exclama el otro entusiasmado-. Salía conmigo, y era muy ardiente. ¡Hasta las pompas me daba!". "-Me casé con ella" -dice el primero secamente. "-Bueno -corrige el otro-. En aquellos tiempos era muy chaparrita; me daba hasta las pompas. Supongo que ahora me ha dar hasta los hombros"... FIN.
