Dos añosos amigos hablaban de sus respectivas cónyuges, ambas bastante más jóvenes que ellos. Con tono lamentoso decía uno: "-No encuentro la manera de hacer feliz en la alcoba a mi mujer. Me esfuerzo en la medida toda de mis posibilidades, y ella queda tan fría que a su lado un iceberg es una ardiente brasa". "-Yo soy más realista que tú -contesta el otro-, y he hallado la perfecta manera de dar felicidad a mi esposa en la recámara". "-¿Ah sí? -se interesa el otro-. ¿Cómo le haces?". Responde el señor: "-Le digo que vamos a ir a Las Vegas. Eso la hace inmensamente feliz"... Todos los directores de la empresa fueron llamados a una junta con el presidente de la compañía. Uno por uno iban entrando a la oficina del alto ejecutivo. Al final quedó solamente el director más joven. Nervioso, lleno de inquietud, esperaba su turno de entrar. Al fin aparece la secretaria del presidente, una rubia de opimas curvas y movimientos ondulantes. "-Ya puede usted pasar" -dice con una sonrisa al novel directivo. Entra el muchacho, tembloroso. Sentados ante la mesa de consejo estaban todos los directores que le habían precedido. Desde la cabecera el presidente de la compañía lo ve con mirada penetrante. "-Voy a hacerle una pregunta, Yupio -le dice, inquisitivo-. ¿Se ha acostado usted alguna vez con Rosibel, mi secretaria?". "-No, señor" -responde el muchacho, sorprendido por aquella pregunta inusitada. Interroga, ceñudo, el mandamás: "-¿Está usted diciendo la verdad?". "-Desde luego que sí, señor -protesta con energía el joven-. Jamás me ha pasado por la mente la idea de hacer algo con ella". Insiste el jefe: "-¿Juraría usted sobre la Biblia que es verdad lo que nos está diciendo?". "-Estoy dispuesto a hacerlo -manifiesta el muchacho con determinación. "-Perfectamente -dice el alto ejecutivo-. Entonces usted es el único que puede decirle a mi secretaria que está despedida"... Eran las seis de la tarde. El casino estaba casi vacío. Entró una guapa chica, fue en derechura a la mesa de dados y apostó 25 mil dólares a un sólo tiro. "-Antes de tirar los dados -informa a los encargados de la mesa-, quiero decirles que siempre tengo mejor suerte cuando estoy desnuda. Espero que no tendrán ningún inconveniente en que me desvista por completo. Después de todo casi no hay gente en el casino". Desconcertados, los dos hombres asienten con un movimiento de cabeza. La linda muchacha se desvistió con rapidez, y así, desnuda a capite ad calcem, de la cabeza a los pies, hizo su tiro. "-¡Siete!" -exclama jubilosa. Toma sus ganancias y se marcha. "-¿De veras sacó siete?" -pregunta uno de los encargados. "-No sé -contesta el otro, turulato-. Yo pensé que tú estarías viendo los dados"... Actuó con mucho tino el Presidente Fox cuando se allanó a la demanda del Instituto Federal Electoral y retiró los anuncios de radio y de televisión en que aparecía dizque promoviendo el voto. En verdad esa propaganda favorecía sesgadamente al PAN. Si Fox se hubiera empecinado en seguir trasmitiendo esos anuncios habría causado grave daño al proceso electoral, por añadirle un elemento de controversia que en nada habría favorecido a esa elección. Su actitud, sin embargo, fue conciliatoria. Eso evitó un enfrentamiento con el IFE, es decir con los ciudadanos. Lo acontecido fortalece la opinión de quienes piensan que la legislación electoral debe ser reformada para suplir las omisiones y aclarar las oscuridades que hoy se observan en lo relativo a la propaganda electoral... En todas las casas de mala nota de Inglaterra hay un letrero en cada cuarto. Ese letrero dice: "Cuando termine usted, favor de despertar a la muchacha"... FIN.