Ovonio Blanquillón, el hombre más flojo del condado, fue por el resultado del análisis. Le dice su doctor: "-Le tengo dos noticias, una mala y una buena. Ya no podrá volver a trabajar”. "-Y ¿cuál es la mala noticia, doctor?” -pregunta inquieto Ovonio... El niño bien que estudiaba en una universidad privada le dijo a su papá que necesitaba un coche nuevo. "-¿Coche nuevo? -se indigna el genitor-. ¡Mira los coches que están en el estacionamiento! ¡Todos son modelos atrasados! ¡Éste es 85! ¡Aquél es 74! El más reciente modelo que veo es un 90. ¡Y tú quieres coche del año!”. "-No entiendes, papi -responde el niño fresa-. Ésos son los coches de los profesores”... "-Doctor -narra don Cornamuso-. La otra noche llegué a mi casa y sorprendí a mi mujer con un desconocido. El tipo me dijo que deberíamos tratar el asunto como personas civilizadas. Me invitó a tomar un café, hablamos largamente y me prometió no meterse más con mi mujer. Pero dos días después los encontré juntos de nuevo. Otra vez platicamos ante una taza de café, y el sujeto volvió a jurarme que ya no iría a mi casa. Pero la siguiente semana nuevamente los hallé haciendo el amor. Y aunque usted no lo crea, el canalla me invitó a tomar otro café para hablar de lo mismo”. "-Oiga, -lo interrumpe el galeno-. Creo que está usted confundido. No necesita un médico, necesita un abogado”. "-No, doctor -replica don Cornamuso-. Necesito un médico. Quiero saber si no me irá a hacer daño tanto café”... Le dice Goretia a Libidiano: "-Antes de subirme a tu coche quiero que sepas que no fumo, no bebo y no hago cosas malas”. "-Te equivocas” -responde Libidiano. ""-¡Cómo! -se enoja Goretina-. ¿Quieres decir que sí hago todo eso?”. "-No, -responde Libidiano-. Te equivocas si piensas que siendo como eres vas a subirte a mi coche”... "-Debo ir al aeropuerto -les dice un muchacho a mis amigos-. Mi suegra llega en la escoba de las 5”... Erlicio entraba a las 8 de la mañana a trabajar. Un día llegó al cuarto para las 8 y vio a la secretaria de don Algón abrochándose la blusa. Al día siguiente llegó a las 7 y media y vio a don Algón poniéndose la camisa. "-¡Y si mañana llegas a las 7, idiota -le dice furioso don Algón-, quedarás despedido!”... Llegó un señorcito con el jefe de personal y le pidió un empleo. "-Lo siento -dice el hombre-. No hay vacantes”. "-Pero es que estoy muy necesitado -ruega el señorcito-. Perdí mi empleo”. "-Ya le dije -responde el jefe-. No hay vacantes”. "-¡Por favor! -insiste el pequeño señor, gemebundo-. ¡Tengo mujer y cinco hijos!”. "-Perdone -repite el hombre poniéndose algo nervioso-. Desgraciadamente en este momento no tenemos ningún puesto disponible”. "-¡Ah! -exclama en ese punto el señorcito con una gran sonrisa abriendo su portafolios-. ¡Entonces lo que usted necesita es comprar uno de estos letreros que vendo: NO HAY VACANTES”... Nació el bebé, y fueron a verlo sus bisabuelitos. "-¿Es niño o niña?” -pregunta el bisabuelo, que ya no veía bien. La bisabuelita se inclina sobre la criatura y dice luego: "-Es niño. Si la memoria no me engaña”... “¡Basta, columnista! -prorrumpe uno de mis cuatro lectores-. ¡Basta! ¡Ocho pésimos chistes has contado, ocho, y no has hecho ningún comentario acerca del anuncio oficial en el sentido de que los pobres de México ya son menos pobres”. "-Está bien -suspira el columnista-. Haré un comentario acerca de eso. Los únicos que no saben que ya son menos pobres son los pobres”. Así diciendo el columnista se retira, no sin antes poner en su columna la palabra FIN.