Gobernadores de Tamaulipas... Oír su anecdotario es tener una síntesis de la vida política de México en el pasado siglo. Don Magdaleno Aguilar, por ejemplo. Era un hombre del campo; los azares del agrarismo lo llevaron al cargo que ocupó. Le preguntó un día el Presidente Ávila Camacho: "-¿Cómo va su labor en Tamaulipas, señor Gobernador?". "-Muy bien, don Manuelito -contestó él-. La milpa ya está jiloteando"... El doctor Norberto Treviño Zapata... Los habitantes de un pequeño lugar le pidieron que les hiciera una escuela. "-Vamos a hacerla juntos -propuso él a los vecinos-. Por cada peso que ustedes pongan mi Gobierno pondrá otro". Preguntó uno: "-¿Cómo haremos para juntar ese dinero?". Respondió en broma don Norberto: "-Cada vez que hagan el amor con su señora pongan un billete de 5 pesos abajo de la almohada. Verán que antes de lo que piensan tendrán reunido el 50 por ciento del costo de la escuela". Así se hizo, y bien pronto se construyó el plantel, que fue conocido con un nombre romántico: "La escuela del amor", y con otro un poco menos romántico: "La Cabaña", pues se decía que estaba hecha a base de palitos. Dato adicional: cierto vecino declaró que había tenido problema al hacer la suma de sus aportaciones, pues encontró bajo la almohada diez billetes de 5 pesos que -estaba seguro- no había puesto él... Don Praxedis Balboa... Cuando llegó a Gobernador un compadre le pidió: "-Quiero que me des la dirección del Penal". Sacó una tarjeta don Praxedis y escribió: "Calzada Luis Caballero sin número, por la salida a San Luis Potosí"... Don Manuel Ravizé... A él le tocó oír una de las explicaciones más peregrinas de alguien que, habiendo apoyado a un candidato perdidoso, va a congraciarse con el ganador. "-Pero, Fulano -le dijo don Manuel al tardío converso-. ¿no apoyaste tú a don Lauro Rendón?". "-En efecto, don Manuel -respondió el otro sin turbarse-. Anduve con Lauro en su campaña. Sin embargo yo siempre estuve con usted. Es que mire: cuando juego al dominó, invariablemente pierdo. En los negocios siempre me va mal, y lo mismo en las cosas del amor. Soy un perdedor, don Manuel, un perdedor natural. Estoy salado. Todo aquello en que participo sale mal. Y pensé: ‘Si me voy con don Manuel seguramente perderá’. Por eso anduve con Lauro, don Manuel: pa’ que ganara usted"... Don Enrique Cárdenas González... El Presidente Echeverría lo quería bien, y don Enrique ha correspondido a ese afecto con una inquebrantable lealtad. En cierta ocasión don Luis lo invitó a ver una película que trajo de su viaje a China, en la cual aparecían 2 millones de chinos cavando con pico y pala para hacer una presa. Doña Esther Zuno dijo al gobernador tamaulipeco: "-Mira, Enrique: eso es mística revolucionaria, eso es pasión social. ¿Cuándo podremos hacer algo como esto en Tamaulipas?". "-Mañana mismo podemos comenzar -respondió Cárdenas González-. Nomás mándenme a los chinos"... Doctor Emilio Martínez Manatou... El comité estatal del PRI ordenó al Presidente Municipal de San Fernando que pintara todas las bardas del poblado con propaganda en favor del candidato del partido. El edil no tenía mucho dinero. Escogió la barda de mayor tamaño e hizo inscribir en ella un gran letrero: "Esta y todas las bardas de San Fernando estamos con el doctor Martínez Manatou"... Estas anécdotas, y otras aún más regocijantes, las trae el más reciente libro del doctor Ramón Durón Ruiz, gran tamaulipeco, investigador incansable de la cultura popular. El libro se llama "Anecdotario de Gobernadores Tamaulipecos del Siglo XX", y es una importante contribución a la historia de la política mexicana. Ojalá cada Estado de la República tuviera un libro así... FIN.