El mundo de las parajodas -grado superlativo de las paradojas- es, para decirlo con palabras del filósofo de Guanajuato, un mundo raro. Ni Chesterton o Bernard Shaw, supremos paradojos, podrían explicar los contrasentidos que en nuestro país hacen que aumente cada día el despiste general. Pongamos como ejemplo al PAN. He aquí que el partido que luchó durante décadas por la instauración de la democracia en México es ahora el partido menos democrático. Eso se vio con motivo de la designación que los tres partidos mayores hicieron de quienes serán los líderes de sus respectivas fracciones parlamentarias. Mientras el PRI y el PRD escogieron a sus rabadanes por medio de una elección en la cual contendieron varios aspirantes, el nombramiento hecho por el PAN derivó de una decisión de cúpula, de conciliábulos tramados por unos pocos notables del partido. Caso igual sucedió en Nuevo León. Yo digo que el resonante -y aplastante triunfo- alcanzado por Natividad González Parás, candidato priista, sobre su rival del PAN, obedeció a que el PRI seleccionó a su candidato por medio de una votación universal, abierta, a la cual concurrieron 300 mil electores, en tanto que el PAN escogió al suyo en reducida asamblea de partido. En el pecado tuvieron la penitencia. De una elección más amplia, menos manipulable, quizás habría emergido el serio y eficiente Fernando Elizondo Barragán, y otro gallo les habría cantado a los panistas. (Entre paréntesis, y aun a riesgo de adelantar las vísperas, me gustaría predecir 13 años de buen gobierno para Nuevo León. Uno, el que está desempeñando con acierto el actual gobernador sustituto, Elizondo Barragán. Seis, muy buenos, del excelente gobernador electo, González Parás. Y otros seis de Elizondo Barragán). Pero ya ando por los cerros de Úbeda. Lo que quiero es señalar que Francisco Barrios llega a su liderazgo sin mucho. El tono inicial de sus declaraciones fue fatalista, con tintes de marcado pesimismo, lo cual permitió que Pablo Gómez, ese rudo fajador de la política, motejara de "apocalíptico" al panista. Y es que, en efecto, Barrios señaló que será difícil lograr consensos con los partidos de la Oposición, siendo que el ánimo que ahora prevalece se orienta en el sentido de que la República necesita un Congreso activo, concordador, de buena voluntad, capaz de sacar adelante las urgentes reformas que el interés de la Nación reclama y la opinión pública está exigiendo ya. He aquí otra parajoda: la visión de los vencedores parece visión de los vencidos. Lo dicho: parajodas no gana uno... Sigue ahora un chiste blanco, el segundo -creo- que ha aparecido aquí en los casi 30 años de edad que tiene esta columnejilla. Dos gangositos supieron que una señora tenía patos en el corral de su casa. Decididos a robarse uno treparon por la barda en la nocturna oscuridad. Uno de los gangositos le pidió al otro que brincara al corral. "-¡Inca, inca!" le dijo. Brincó el gangosito, y fue a caer sobre uno de los patos. Al sentirse aplastado hizo el pato: "-¡Cuá!". Y desde arriba dice con enojo el otro gangosito: "-¡El que sea, endejo!"... Comentaba un sujeto: "-Mi esposa y yo somos inseparables. De hecho, el otro día se necesitaron seis policías para separarnos"... Aquel perico vivía en un burdel, mancebía, casa de asignación, prostíbulo, congal, ramería, lenocinio, casa pública, bayú, quilombo, zumbido, manfla o lupanar. Cierto día hubo un sismo que destruyó la casa. El cotorro se vio solo en la calle. Pasó una monjita, y compadecida del pajarraco lo llevó al convento. Ahí se habían reunido ya todas las reverendas y los padrecitos. El loro pasea la mirada a su alrededor y luego dictamina: "-Mujeres nuevas. Clientes los mismos"... FIN.