Llega a la cantina un chaparrito, se planta en medio del abarrotado local y volviendo la vista a todas partes declara con tono retador: "-Calculo que todos los que están aquí son una bola de huleros”. Se hace un profundo silencio. Nadie responde al desafío del valentón chaparro, que de seguro tendría algo a qué atenerse si así bravuconeaba. El chaparrín echa una mirada desdeñosa sobre la concurrencia, escupe despectivamente por un colmillo y se va. "-¡Caray! -dice uno de los parroquianos al cantinero-. ¡Qué chaparrito tan valiente!”. "-Deje usted lo valiente -responde el cantinero-. Tiene un cálculo asombroso”... Se casaron el cerdito y la cerdita. Al día siguiente de la boda el marranito se presentó ante el juez y demandó el divorcio. "-¿Por qué quiere usted divorciarse de su esposa? -se sorprende el juzgador-. ¡Apenas anoche se casaron!”. "-Sí, -replica el cochinito-. Pero mi señora salió de rosca contraria”... Rosilí leyó un libro acerca de la liberación de la mujer, y esa misma noche le dijo a su marido: "-De ahora en adelante tendrás que pagarme un sueldo por mis servicios de ama de casa. Además si quieres hacerme el amor deberás cubrirme el arancel que cobran las chicas alegres. Entiendo que son 500 pesos”. "-Pero, mi vida -se consterna el muchacho-. Tú sabes que nada más me quedo con 50 pesos para mis gastos semanales”. "-Pues a ver cómo le haces” -declara terminante Rosilí-. Pasó una semana. La noche del sábado él se acercó a ella cariñosamente. "-Recuerda que son 500 pesos -le advierte Rosilí-. El muchacho se retira mohíno y desolado. La siguiente semana sucedió lo mismo. Mas la tercera vez fue Rosilí la que se acercó a su marido. "-No me incites, por favor -le pide él-. Nada más traigo 20 pesos”. "-No importa -contesta ella respirando agitadamente-. Yo te presto los otros 480”... Boborronga (equivalente femenino de Babalucas) era la chica más tonta del condado. Iba a hacer un viaje a la ciudad, y su papá la amonestó: "-No vayas a aceptar ninguna invitación de extraños. Miran a una muchacha ingenua como tú, la cortejan con malas intenciones, la invitan a cenar, le dan un par de copas, después se la llevan a un hotel y la deshonran a ella y a toda su familia”. Una semana después Boborronga llama por teléfono. "-¿Te has cuidado?” -le pregunta inquieto su papá-. ¡Vaya que si me he cuidado! -responde alegremente Boborronga-. Un extraño empezó a cortejarme con malas intenciones, como tú me dijiste. Pero yo fui la que lo invité a cenar, le dí un par de copas, me lo llevé a un hotel y lo deshonré a él y a toda su familia”... Eran los tiempos de la guerra entre árabes y judíos. Un pobre sastre israelita cayó prisionero del enemigo y fue llevado a la presencia del jefe militar arábigo. "-Te vamos a fusilar” -le anuncia éste-. "-¿Por qué?” -se espanta el desdichado-. "-Por ser judío” -le responde el jefe-. "-¡Pero si yo no soy judío! -grita el sastre en su ansia de salvar la vida-. ¡Te lo juro por Alá!”. "-A ver -ordena el mílite-. Bájenle el pantalón”. Cumplen la orden los soldados; el comandante ve lo que quería ver y sentencia: "-Eres judío”. "-¡Te digo que no! -insiste desesperadamente el prisionero-. ¡Por Alá te juré que no soy judío; por Alá te lo vuelvo a jurar!”. "-Claro que eres judío -repite el árabe-. Estás circuncidado”. "-¡Ah! -clama el sastre-. ¿Entonces le vas a creer más a la ésta que a Alá?”... FIN.