“-Hay un problema, jefe –le comunica el empleado al ejecutivo de la compañía-. A Susiflor se le cayó su frasco de píldoras anticonceptivas en la copiadora”. “-¿Y se descompuso la máquina?” -pregunta el jefe. “-Descomponerse precisamente no -responde el empleado-. Pero en tres meses no va a reproducir nada”... El profesor de Derecho les dice a sus alumnos: “-Si le están haciendo el amor a una mujer menor de edad con su consentimiento, ése es un delito; si le hacen el amor a una mujer mayor de edad sin su consentimiento, eso es también un delito. Pero si le están haciendo el amor a una mujer mayor de edad con su consentimiento, entonces preséntenmela”... El patriarca Abraham tomó de la mano a su hijo Isaac y lo llevó al desierto. Había escuchado en su interior la voz de Jehová que le pedía sacrificar a su hijo. Cogió Abraham de los cabellos al muchacho, le descubrió la garganta y levantó en la mano el terrible puñal. Pero en eso una voz grave, sonora y majestuosa llenó todos los ámbitos. “-¡Detén tu mano, Abraham! -clamó la voz-. Ya me has probado tu obediencia. Enredado en las zarzas encontrarás un cordero. Sacrifícalo, y deja ir a tu hijo”. Soltó Abraham a Isaac, que corrió a refugiarse en lo alto de una colina. Poco después le gritaba Abraham: “-¡Baja, Isaac! ¡Ya pasó todo! ¡Baja!”. “-No bajo -le responde el muchacho con rencorosa voz-. ¡Si no es porque soy ventrílocuo ya no estaría vivo!”... Otra vez se están poniendo de moda los "arreglos políticos”. La verdad es que esos arreglos terminan por desarreglarlo todo. No es deformación profesional de abogado señalar que lo que se hace al margen de la ley –sean “concertacesiones” o sean “municipios autónomos”- no puede tener un buen final. Vulnerar el orden jurídico por consideraciones de oportunidad política instaura un régimen de inseguridad fincado en el arbitrio del poderoso en turno. Lo digo por aquellos sonadísimos asuntos del “Pemexgate” y los “Amigos de Fox”. El primero fue decantado por la administración foxista, y los priistas denunciaron con bombo y con platillo el otro. Sin embargo todo quedó en agua de borrajas; de repente un manto de silencio cayó sobre ambos casos. ¿Hubo negociación secreta, como en los viejos tiempos? No lo sé. Pero ciertamento no ha pasado nada, y eso irrita a la gente, que ve que con el cambio no ha cambiado nada... El borrachín iba por la calle deteniéndose hasta de su sombra para no caer. En eso los vientos se agitan como movidos por una fuerza de ultratumba; una azulosa sombra fantasmal llena los cielos y por el aire atraviesa el espectro de una mujer desmelenada cubierta con largas vestiduras blancas y que gritaba una y otra vez desgarradoramente: “-¡Mis hijos! ¿Doonde estáaan miiiis hijoooos?”. El borrachín alza la cabeza y grita enfurecido al tiempo que agitaba un puño amenazante: “-¡Desgraciada Llorona! ¡Ya tienes siglos jodiendo con lo mismo! ¿Por qué no vas a Locatel?”... Le advierte un comerciante a otro: “-Ten cuidado con Caco Mercuriali. Sus cheques son buenos ciudadanos”. “-¿Cómo buenos ciudadanos?” -pregunta el otro sin entender. “-Sí -explica el comerciante-. Siempre botan”... El oficial de policía detiene su patrulla junto a un automóvil sospechosamente estacionado en un paraje apartado. Se dirige hacia el vehículo y proyecta la luz de su linterna hacia el asiento de atrás del automóvil. Ahí estaba un muchacho en compañía de una guapa chica. “-¿Qué está usted haciendo, joven?” -pregunta el policía al muchacho con muy severa voz-. “-Nada, oficial” -responde el chico con azoro-. “-Muy bien -ordena el policía-. Entonces baje y detenga la linterna. A ver qué puedo hacer yo”... FIN.