El papá de la novia le comenta muy preocupado a la señora: “-Son ya casi las doce de la noche y el novio de Rosibel no se ha ido. Si dentro de 15 minutos no se despide bajaré a decirle que se vaya”. “-Por Dios, Genitorio -replica la señora-. Recuerda cómo éramos tú y yo de novios”. El señor se levanta apresuradamente y dice: “-¡Entonces mejor bajo ahora mismo!”... La enfermera va con una amiga a la sala de autopsias y ve el cadáver de un individuo excepcionalmente bien dotado. “-Mi marido está igual” -dice la enfermera-. “-¿Igual de fuerte?” -pregunta la amiga-. Y responde secamente la enfermera: “-No. Igual de muerto”... Aquel matrimonio era muy religioso, y tenía por toda la casa letreros con frases tomadas de la Biblia. Un día la criadita anunció su decisión de irse de la casa. “-¿Por qué?” –le pregunta la señora. “-Es que el señor no hace nada” -dice la muchacha. “-Y ¿qué quieres que haga?” –se preocupa la señora. Responde la criadita: “-Que cumpla lo que dice el letrero que está sobre mi cama”. La señora va a ver aquel letrero. Decía: “Prepárate, porque no sabes cuándo vendrá el Señor”... A estas alturas ya está claro que Marta Sahagún de Fox aspira a ocupar la Presidencia de la República. Su ambición política es bien conocida, y ciertamente se encuentra en condiciones de pensar que si alguien como su marido llegó a la más alta magistratura del País, con mayor razón podría llegar ella. La Primerísima Dama, sin embargo, debería sofrenar su apetito de poder. En primer lugar la reelección está prohibida. Será muy difícil que los mexicanos –y aun las mexicanas- acepten que la señora sea la sucesora de su esposo. Me pregunto igualmente si el País está preparado para tener una Presidenta, experiencia por la cual no ha pasado ni siquiera la democrática y avanzadísima nación con que la colindamos por el Norte. Se dirá que algunos países de América Latina ya han tenido presidentas, pero en esos casos –pienso en Argentina y Nicaragua- obraron circunstancias especialísimas que entre nosotros no existen. Cuando a la señora Marta se le pregunta si aspira a la Presidencia no dice que sí, pero tampoco dice que no. Esa ambigua actitud no ayuda al Presidente, y menos aún a la República, pues introduce en la escena política un elemento que, aunque poco viable, hace mucho ruido en el proceso de la siguiente elección presidencial. En fin, vivimos en un país libre –es un decir-, y todo mundo tiene derecho a hacer su ruido... Le cuenta una muchacha a otra: “-Anoche Gildardo me propuso matrimonio. Me dijo que soy la muchacha más adorable, más bella, más inteligente y más simpática que hay”. Replica la amiga: “-¿Y te vas a casar con un hombre que aún antes de casarte ya te está echando mentiras?”... A propósito de mentiras, en la feria del pueblo hubo un concurso: se iba a premiar con un marranito a la persona que dijera la mayor mentira. Iba pasando por ahí una mujer joven, bastante conocida, y se acercó a ver qué era aquello. Le informaron: “-Es un concurso para ver quién cuenta la mentira más grande, señora”. “-Señorita” –corrige con enojo la mujer. Y le dicen de inmediato: “-Tenga el marranito”... El novio subió con la muchacha al asiento de atrás del taxi y le ordenó al chofer que manejara en cualquier dirección hasta que él le dijera. Pasa media hora, y no sabiendo qué hacer dice el chofer: “-Sigo, ¿verdad?”. “-¡Nada de que sigues! -exclama el joven-. ¡Tú continúa manejando!”... FIN.
