Torreón Acoso escolar Torreón Agua Saludable Sistema Vial Abastos-Independencia Virgen de Guadalupe

De Política y Cosas Peores

Por Armando Camorra

Estoy muy encaboronado. Traigo el ceño fruncido, entre otras cosas. Quien ahora me vea creerá estar mirando alguno de esos vates o arriscados arúspices de la antigüedad -judaicos, egipcíacos o helénicos- de rostro siempre ensombrecido, rasgada veste y con las greñas cubiertas de ceniza. Si me hablan respondo sólo con monosílabos de carácter onomatopéyico: urrgh; mppfff, onghrrrk. Cuando alguien me busca aléjome igual que anacoreta o eremita. Y ¿por qué estoy así, tan encaboronado? ¿A qué se debe ese arrechucho o corajina, tal híspido encalabrinamiento? Se debe a que la noche del pasado lunes hube de estar hasta horas de la madrugada en el aeropuerto de la Ciudad de México esperando la salida de un vuelo que debió partir a las 9 de la noche... Hace una pausa el columnista, pausa de carácter retórico y dramático. Espera que uno de sus cuatro lectores le pregunte: "-¿Y por qué no salió ese vuelo a la hora en que debió salir?". Ninguno de sus cuatro lectores, sin embargo, le hace esa pregunta. Todos tienen sus propias interrogaciones. Uno inquiere: "¿Por qué estoy en el mundo?"; otro desea saber cuál es la capital de Dakota del Sur, y así. Por tanto el columnista responde él mismo la cuestión: su vuelo, igual que todos los demás vuelos de esa tarde y noche, no salió a la hora indicada porque la lluvia -leve lluvia, ni siquiera huracán, tormenta, tromba, tifón, galerna, manga, borrasca, tornado o tempestad- inundó la pista del aeropuerto, y quedó interrumpida de ese modo la navegación aérea en un país que se precia de moderno. Millares de atufados pasajeros tuvimos que esperar durante largas horas -hasta de 80 ó 90 minutos algunas de ellas-, y numerosos vuelos fueron cancelados para desesperación de los usuarios, que proferían entre dientes toda suerte de pesias y dicterios. ¿Contra quién? Los míos eran contra los responsables de que no pueda tener la Ciudad de México un aeropuerto cuya necesarísima construcción se frustró por los machetes de unos cuantos mentecatos y la falta de autoridad de quienes ninguna parecen tener... Voy a ver si se me baja la mohína con el relato de algunos cuentecillos que alejen el disgusto, pongan estrecho coto a la exasperación y alivien el conturbado espíritu... Aquella mujer de edad madura se casó por fin. Su mayor ilusión era tener familia, pero aunque ponía todo de su parte (y la parte correspondiente de su todo) la cigüeña no llegaba. Ya desesperaba la madura señora de ser madre algún día cuando oyó decir que en cierto pueblo había una iglesia milagrosa: si una mujer rezaba en ella tres Aves Marías salía embarazada. Acudió, desde luego, presurosa. Al llegar al pequeño templo preguntó al sacristán: "-Perdone: me dicen que aquí queda uno encinta con tres Aves Marías”. Responde el chupacirios, comedido: "-No, señora; no es con tres Aves Marías: es con un Padre Nuestro. Pero ahora no está”... Doña Burcelaga llegó a su casa al término de un viaje y encontró a su marido bajo la ducha con la vecina de al lado. "-¡Hola, Burce! -la saluda el cínico sujeto con alegre voz-. ¡La vecina y yo decidimos iniciar una campaña para ahorrar agua!”... En la noche de bodas dice con desilusión la recién casada fijando la vista en su flamante maridito: "-¡Caramba, Minicio! ¿No se irá a interponer ese pequeño detalle entre nosotros?”... FIN.

Leer más de Torreón

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Torreón

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 46994

elsiglo.mx