¿Cuánto tiempo hacía que no afrontaba yo problemas con la Pía Sociedad de Sociedades Pías? Llevábamos una relación, si no cordial sí al menos comedida, que había durado ya varias semanas. Pero es difícil estar siempre en buenos términos con esa agrupación encargada de la moral del mundo. Tarde o temprano teníamos que acararnos otra vez. Tanto brevius quanto felicius tempus. "Cuanto más feliz, más breve el tiempo". Estoy citando de memoria a Plinio. Hace unos días redacté un ocurso en cuatro fojas útiles y vuelta dirigido a doña Tebaida Tridua, Presidenta ad vitam interina de la citada sociedad, a fin de solicitar su Nihil Obstat para la publicación del cuento titulado "Éxtasis y barbacoa". El nombre del relato seguramente llamó la atención de la señora. Si le hubiese puesto yo otro nombre, por ejemplo, "Tercer Informe", no le habría interesado. Pero la extraña combinación de esos dos términos tan opuestos entre sí, "éxtasis" y "barbacoa", la hizo detenerse en la historieta. Su lectura le causó tal impresión que le sobrevino una forma rarísima de espasmo conocido por la ciencia médica como fibriloflúter, combinación de fibrilación y aleteo auriculares. Se le movían las orejas a doña Tebaida igual que alas de ave. Contuvieron la risa los presentes, por el respeto debido a la señora, pero a poco todos se disculparon, fueron al baño y ahí soltaron estentóreas carcajadas. El acabóse. Como resultado del penoso incidente la comisión dictaminadora negó su venia para la publicación del chascarrillo mencionado ut supra. Ruego a mis cuatro lectores estar pendientes de este asunto... La estupidez humana no reconoce límites. La muerte de Kyunghai Lee, el coreano que se clavó un cuchillo en el pecho para protestar por la reunión de la OMC en Cancún, lejos de ser martirio es demostración supina de imbecilidad. En cada globalifóbico hay un exhibicionista, y hay también un hombre -o una mujer- con proclividad a la violencia. En el caso del coreano esa actitud violenta y ese afán protagónico le costaron la vida. ¡Qué de cosas ocultas, cuán variados y oscuros intereses debe haber tras la acción de esos supuestos idealistas! Se dice que el coreano era campesino. ¿De dónde, pregunto yo, saca un campesino común para pagar los gastos que conlleva un viaje de Corea a México? No dudo que de la Organización Mundial de Comercio puedan derivar daños graves para las naciones pobres. Pero debe haber mejores maneras de protestar contra eso que clavándose un puñal en el corazón... El jefe de la oficina, don Algón, ordenó a su director de recursos humanos que contratara a la chica ésa, morena, guapa y de copiosos atributos tanto en la región glútea como en la pectoral. "-Señor -opone el director-. En el examen sacó la calificación más baja". "-Sí -concede don Algón-. Pero en su solicitud de empleo, en el renglón correspondiente a ‘Sexo’ puso: ‘No tengo ninguna objeción’"... Himenia Camafría y Celiberia Sinvarón, maduras señoritas solteras, hacían un viaje por Escocia. Sucedió que un escocés bebió tanto en la taberna que al salir se quedó dormido al pie de un árbol. Acertaron a pasar por ahí las dos viajeras. Le dice la señorita Himenia a Celiberia: "-Siempre he tenido curiosidad de saber qué llevan los escoceses abajo de su faldita". Se la levantaron, y su curiosidad quedó largamente satisfecha. A manera de broma le ataron al individuo, ahí, un listón azul. Horas después despertó el tipo. Al ir a cumplir con cierta urgencia que sobreviene comúnmente al despertar advirtió el listón azul. Y dice el escocés: "-No sé dónde anduviste, linda, pero algo bueno debes haber hecho si te dieron el primer lugar"... FIN.
