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De Política y Cosas Peores

Por Armando Camorra

Don Astasio llegó esa tarde al domicilio conyugal y encontró a su esposa, doña Facilisa, en trance adulterino con un membrudo mocetón del barrio. Colgó el sufrido esposo del perchero la boina y el bastón y fue luego al chifonier donde guardaba una libretita en la cual tenía apuntadas palabras de mucho peso para decirlas a su esposa cuando la hallara en semejantes trances. Volvió a la alcoba, y poniéndose al pie del maculado tálamo dijo a la pecatriz: "-¡Rabiza!". "-Un momentito, por favor, Astasio -contestó la señora sin dejar de hacer lo que en ese momento la ocupaba-. En seguida te atiendo". Habrá quienes censuren a doña Facilisa por su lubricidad y por faltar a la fe que prometió a su esposo al pie de los altares. Yo, sin negar que su conducta es reprobable, alabo su sentido del método, y aplaudo el orden y la perseverancia de su proceder. Hay, en efecto, quienes dejan una tarea a medio concluir para ocuparse en otra, y acaban por no hacer bien ninguna de las dos. En cambio doña Facilisa jamás dejaba a medias lo que estaba haciendo: terminaba cumplidamente su labor, y sólo entonces pasaba a otra cosa. Así, con esa loable consistencia, actuó en esta ocasión. Acabó la tarea que la ocupaba y entonces sí se volvió hacia su marido, que esperaba el final de las acciones con cierta impaciencia, dando rítmicas pataditas en el suelo como hacen los músicos cuando marcan el compás. "-Ahora sí, a tus órdenes" -le dice doña Facilisa. Pregunta don Astasio con severo acento: "-¿Puedes explicar tu conducta?". "-Perdona, esposo -contesta doña Facilisa-. Soy una mujer débil". Replica don Astasio: "-¿Y a poco la cosa del joven está enriquecida con vitaminas, minerales y proteínas?"... A todo esto ¿en qué consisten las reformas? Todo mundo habla de ellas: la reforma fiscal para acá; la reforma energética para allá; la reforma laboral para acullá. Pero nadie tiene la menor idea acerca del contenido real de esas reformas, ni sabe en qué consisten, ni ha visto nunca algún proyecto de redacción sobre ellas. ¿Cómo, entonces, se pueden aprobar? ¿Quién dará su consentimiento a lo que no conoce? La administración foxista repite en cuantos tonos le es posible que de esas reformas depende la salvación de México, y lanza anatemas al Congreso por no darles su trámite y aprobación. Sin embargo no hay quién explique con claridad tales iniciativas, ni los cambios que se requieren para concretarlas. Y, la verdad, eso de legislar sobre la nada Estaca Brown... Pudentina, virtuosa joven que hacía plaza fuerte de su virginidad, pues la guardaba para entregarla al hombre a quien daría el dulcísimo título de esposo, resistía el urente asedio de Afrodisio, labioso galán que sólo pensaba en una cosa, o cuando mucho en dos. Le dijo Pudentina al sitiador: "-Si paso contigo la noche me odiaré a mí misma por la mañana". Propone Afrodisio: "-Nos despertamos tarde"... Un changuito se casó con una jirafa. Los amigos del mico le preguntaban cómo le iba en su nueva situación. "-Este matrimonio me está matando -replicaba el monito con voz desfallecida-. A la jirafa le gusta que la bese cuando estamos haciendo el amor, y todo se me va en dale, sube, beso, baja; dale, sube, beso, baja; dale, sube..."... Se quejaba un individuo: "-Mi esposa me trata como a un perro". Le pregunta alguien: "-¿Cómo?". Contesta el individuo: "-Quiere que le sea fiel"... A Babalucas lo invitaron al juego inaugural de las ligas pequeñas de beisbol. Le dice el organizador: "-Queremos que lance usted la primera bola". "-¡Están locos! -profiere Babalucas con alarma-. ¡Ni la una ni la otra!"... FIN.

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