Astatrasio Garrajarra, ebrio perseverante, llegó a su casa después de tres días de ausencia. "-Hagamos el amor” -invitó a su esposa, que estaba hecha una furia. "-¡Primero muerta!” -rebufa ella. "-Aunque sea muerta –acepta Garrajarra-. Poca diferencia habrá con la forma como lo haces viva”... La recién casada recibió a su maridito con la primera cena que le preparaba. Al terminar de cenar le dice la muchacha a su flamante esposo con insinuante voz: "-¿Qué voy a recibir a cambio de la sabrosa cena que le preparé a mi maridito?”. Responde él con lastimera voz: "-Mi seguro de vida”... Le pregunta el inspector escolar a Pepito: "-Dime, buen niño: ¿cuántas son tres por tres?”. "-Nueve” -responde sin vacilar el niño. "-Bien” -dice el inspector. "-¿Bien? -se exaspera Pepito-. ¡Perfecto, caborón!”... Le pregunta Babalucas a un amigo: "-¿Qué ha sido de Ultimiano?”. Responde el otro: "-Murió hace un mes”. "-¡Dios mío! -se consterna Babalucas-. ¡Muerto!”. "-Sí -confirma el otro-. Muerto y sepultado”. "-Caramba -se preocupa Babalucas-. Entonces la cosa estuvo peor”... Eglogia, muchacha campesina, fue a estudiar en una escuela de la gran ciudad. Su mamá le habló por teléfono: "-¿Ya te matricularon?”. Responde Eglogia: "-No, mami. Tres compañeros y un maestro querían, pero yo no me dejé”... El abogado defensor se dirige al jurado: "-Esta señora -dice-, acusa a mi cliente de haberle hecho el amor, y pretende una indemnización de 50 mil pesos. Con franqueza, señores: ¿piensan ustedes que hacer el amor con esta mujer vale 50 mil pesos?”. Tras deliberar con sus compañeros responde el presidente del jurado: "-Para poder contestar a su pregunta, licenciado, necesitamos que la señora nos dé una muestra de su trabajo a cada uno”... En el lobby bar del hotel un hombre joven y atractivo estaba bebiendo una copa. Se le acerca una despampanante morenaza y le propone: "-Invítame un trago. Luego, si quieres, podemos ir a tu habitación y pasar un rato juntos”. Responde el tipo: "-Gracias, linda, pero no puedo aceptar tu proposición. Aunque no lo creas llevo ya cinco años de continencia, manteniéndome casto, sin ninguna actividad sexual. Así quiero seguir hasta encontrar a la mujer de mis sueños”. "-¡Caramba! -exclama la morena con sincera admiración-. ¡Eso debe costarte mucho esfuerzo!”. "-Bastante -responde el individuo-. Pero el problema mayor es que mi esposa no está de acuerdo con que haga eso”... Todas las partes saldrán perdiendo en el enfrentamiento de Juan Sandoval Íñiguez con la autoridad pública. El jerarca perderá mucho, pues en el curso del conflicto han salido a la luz sus relaciones con gente que en tiempos de mayor decencia habría sido descrita como del bajo mundo, y porque las incidencias del caso han propiciado que el cardenal exhiba el catálogo completo de sus notorias fallas de carácter: su soberbia y arrogancia; su falta de mesura, prudencia y discreción; su capacidad para manipular personas, con lo cual –como en esa anacrónica y absurda manifestación a su favor- convierte a sus ovejas en borregos. Tampoco la autoridad saldrá bien librada de este asunto, pues será muy difícil que el caso concluya en otra cosa que no sea la exoneración del jerarca, habida cuenta de las dificultades para aplicarle la ley aun cuando hubiese causa para ello. La vieja frase “Religión y fueros” no es en México tan vieja. Mucha civilidad nos falta para reconocer que ante la ley no hay personas sagradas. Cuando todo termine Sandoval y Macedo no habrán hecho otra cosa que una aportación más a la confusión general... FIN.
