La República celebró con risotada homérica el cuento "Éxtasis y barbacoa", recientemente publicado aquí. Con igual regocijo habrá de festejar la aparición de otro chascarrillo de extravagante nombre: "Erotismo y decepción". Mis cuatro lectores podrán leer ese relato de goliardos cuando la Pía Sociedad de Sociedades Pías otorgue el Nihil Obstat que autoriza su impresión... La joven madre dice con orgullo: "-¡Mi hijito es el niño más lindo del planeta!". Capronio, ruin sujeto, mira con atención al feo crío y pregunta después: "-¿De cuál planeta?"... Casó don Geroncio, señor de 80 años, con Chicholina, joven mujer de mucha pechonalidad. La noche de las bodas él le dijo: "-No esperes mucho de mí, esposa. Con la edad he perdido facultades". Sin embargo el maduro novio bailó el llamado "tango horizontal" con técnica y potencia excepcionales. Quiero decir que le hizo el amor a su mujer en forma extraordinaria. Su foreplay hubiese figurado sin desdoro en cualquier filme sicalíptico, y su performance fue para ganar un Óscar si existiera una Academia de Ciencias y Artes de Libídine. Gratamente sorprendida, Chicholina quedó ahíta, exhausta, satisfecha, tanto que de inmediato se quedó dormida con esa vaga sonrisa que pone en la mujer la voluptuosidad saciada. (Podría yo describir esa sonrisa, pues innúmeras veces la he mirado, pero no hago tal descripción porque la natural modestia me lo impide, a más de la discreción que impone la caballerosidad. Vuelvo, pues, a mi historia). Apenas había Chicholina conciliado el sueño cuando sintió que su marido la movía. Abrió los ojos, y grande fue su sorpresa al advertir que su senil esposo estaba nuevamente en actitud de cumplir el débito matrimonial; mostraba notables rijos de verriondo. "-¡Pero, Geroncio! -le dice al mismo tiempo con alegría y asombro-. ¿Otra vez?". "-¡Cómo! -exclama él sinceramente desconcertado-. ¿Ya lo hice antes?". "-Hace cinco minutos -responde ella-, y en modo magistral". "-¿Lo ves? -se aflige entonces don Geroncio-. No me acordaba. Te lo dije: ¡estoy perdiendo facultades!"... José Natividad González Parás es ya Gobernador de Nuevo León. Hace seis años perdió la jornada electoral, pero no perdió la fe en sí mismo, y en este segundo intento obtuvo una victoria contundente. La calle donde estaba la casilla en que le correspondió votar tenía, por singular casualidad, nombre con buen augurio: se llamaba Perseverancia. El tesón es sólo una de las muy numerosas cualidades que posee Nati. La honestidad, la vocación de servicio a los demás, la capacidad administrativa, la sencillez, son otras de esas cualidades de las que podemos dar testimonio quienes desde hace mucho conocemos al nuevo Gobernador. Su esposa Cristina será una bellísima Primera Dama, a más de inteligente mujer llena de bondad. Bajo excelentes presagios, pues, se inicia una nueva etapa en la vida política de Nuevo León. Que sea enhorabuena, pues los nuevoleoneses merecen lo mejor... Le pregunta a Pepito la maestra: "-¿Qué sigue después de O?". "-¿Yea?" -arriesga el niño... El médico le dice a Eglogio, rústico mocetón recién casado: "-Tu esposa está embarazada". "-Mal haría si no -replica Eglogio-. Cada noche, desde que nos casamos, le he dado dos oportunidades de embarazarse"... Uglilia, fea mujer, le reclama a su marido: "-¿Por qué le dices a la gente que te casaste conmigo por mi dinero?". Responde él: "-Alguna explicación tengo que dar, ¿no?"... Don Cornilio le dice a su compadre Pitorrón: "-¡Mal amigo! ¡Me enteré de que estás durmiendo con mi esposa!". "-¡No es cierto, compadre! -protesta Pitorrón-. ¡Te lo juro! ¡Ni siquiera cerramos los ojos!"... FIN.