Don Astasio se enteró de que su esposa Facilisa le adornaba la testa en modo tal que hacía de él un gurrumino. Le dice con dramático acento que habrían envidiado Talma, Garrick, Salvini, Coquelin, Booth, Díaz de Mendoza, Barrymore, Gielgud y Olivier, algunos de los más grandes actores que en el mundo han sido: "-Facilisa: lo sé todo". "-Ay, sí -se burla ella-. A ver: ¿cuál es la capital de Dakota del Sur?"... (NOTA: Por si alguien llega a verse en semejante situación, la capital de Dakota del Sur se llama Pierre; 15,531 habitantes en 1996)... La madre superiora del colegio amaneció resfriada. "-Tengo el cuerpo cortado" -comenta en el recreo. "-¡No, madre! -la tranquiliza Rosilita, equivalente femenino de Pepito-. ¡Son las pompis!"... Se perdieron dos alpinistas en la nieve. Empieza a rezar uno: "-Señor: si nos mandas tu divina ayuda te prometemos ya no faltar jamás al primer mandamiento; al segundo; al tercero; al cuarto; al quinto...". Iba a citar el sexto, que prohíbe fornicar, cuando lo interrumpe su compañero: "-No sigas, Pioleto. Vamos a esperar un poco a ver si llega ayuda humana"... Suena el timbre en el departamento de la sinuosa rubia. Abre ella la puerta y ve a un hombre: "-Soy su vecino -dice el individuo-. ¿Podría prestarme una taza de azúcar?". "-¿Mi vecino? -se extraña la muchacha-. No recuerdo haberlo visto". "-Bueno -explica el sujeto-. Vivo en la ciudad vecina"... Casó Pirulina, muchacha pizpireta, con Simpliciano, joven varón sin ciencia de la vida. Al día siguiente de la noche de bodas ella despierta en el tálamo nupcial y se despereza con satisfacción. "-¡Qué buen hotel éste! -le dice a Simpliciano-. No es como otros que he conocido, que te están tocando la puerta a cada rato para que ya dejes el cuarto"... Llega la señora al hospital y le anuncia el médico: "-Buenas noticias, doña Jodoncia: su marido tuvo anoche una recuperación maravillosa. Ayer le dije a usted que a lo mejor no amanecía; pero ahora tengo la seguridad de que se va a salvar". "-¡Dios mío! -exclama la señora-. ¡Y yo que hoy en la mañana vendí toda su ropa!"... Doña Uglilia fue a una sala de belleza y pidió a la encargada que le diera un nuevo look: tinte distinto en el cabello; nuevo peinado; maquillaje diferente. Luego se compró un vestido que se apartaba del estilo de ropa que acostumbraba usar. Ya se dirigía a su casa cuando vio que en un restaurante estaba su marido con un amigo. Por jugarle una broma entró y se sentó en una mesa cercana. Observó con placer que su marido se le quedaba viendo, pero luego se le acabó el gusto cuando oyó que le decía a su amigo: "-Qué vieja tan horrible. Se parece a mi mujer"... El consejero matrimonial dice a doña Frigidia: "-Afirma su marido que a usted no le gusta el sexo". "-¡Naturalmente que me gusta!" -se defiende ella-. ¡Pero el degenerado quiere que lo hagamos tres y hasta cuatro veces en el año!"... Era el tiempo de las Cruzadas. Uno de los dos herreros que había en la ciudad le dice al otro: "-¿Cómo puedes vender tan baratos los cinturones de castidad, Hefestio? Yo los doy al doble que tú, y aun así pierdo". Explica el otro: "-Donde gano es en las llaves"... Llega un veterinario a la granja de don Poseidón, labrador acomodado pero sin ningún gravamen de cultura, y le dice: "-Me especializo en inseminar vacas". "-¿Qué es eso de inseminar?" -pregunta el vejancón. "-Hacer que queden preñadas" -explica el veterinario. "-Ah, ya entiendo -dice don Poseidón-. Sígame, por favor". Lo lleva al establo y le indica: "-Ahí está la vaca. En ese clavo puede colgar su ropa"... FIN.
