Aquel ejecutivo era un pésimo jefe: injusto, egoísta, explotador. Un día llegó a la oficina y dijo a su secretaria: "Para que vea usted, señorita Rosibel, lo inteligente que soy. Anoche estuve en las carreras de perros, y gané tres”. "¡Qué barbaridad, jefe! -exclama la secretaria-. ¿Y todavía viene a trabajar, después de haber corrido tanto?”... A aquella muchacha le decían "La Mala Estudiante”. Estaba re-probada... Un joven cortejaba a cierta chica difícil de convencer. Oyó decir que había unas pastillas que servían para despertar el apetito amoroso. Compró una buena cantidad en la farmacia e invitó a la muchacha a cenar con él. En un descuido le puso una pastilla en el aperitivo. Luego le echó otra en la sopa. Después, como la chica no acusaba ningún efecto, le puso una más en el vino. Pero no sucedía nada. Extrañado, el muchacho quiso experimentar en él mismo el efecto de las pastillas, y puso una en su propio café. Súbitamente la muchacha grita ante el asombro de todos los presentes: "¡Quiero un hombre!”. El muchacho se levanta y grita: "¡Yo también!”... Nada hay en México tan inseguro como el Seguro. Al parecer su eficiencia ha terminado por manifestarse únicamente en la cobranza. Los servicios de salud que presta el IMSS están sujetos a carencias de todo orden: faltan medicamentos; a los médicos se les asignan más pacientes de los que pueden atender bien; las instalaciones hospitalarias resultan ya insuficientes; las finanzas del organismo están amenazadas por inminente bancarrota; no se pueden pagar ya las pensiones, con todo y ser tan bajas; el sistema de jubilaciones de los trabajadores se halla en crisis... Ahora se manifiestan en forma de conflicto los graves problemas del IMSS, víctima lo mismo de imprevisión que de burocratismo, incapaz ya de cumplir las exigencias –“conquistas” se llaman en lenguaje sindical- acumuladas a lo largo de mucho tiempo. Sólo una reforma radical puede salvar al Seguro, pero cualquier intento de cambio habrá de enfrentar, lo estamos viendo, la oposición del sindicato. Éste es uno de los mayores problemas que el régimen foxista tendrá que resolver (o dejar sin resolver)... Un extraño individuo se presentó ante el empresario de espectáculos. Llevaba con él un pulpo. "Aquí donde lo ve -dice-, este pulpo es un gran artista, un músico extraordinario. Puede tocar cualquier instrumento que usted le ponga”. El empresario lleva al pulpo a un piano, y el pulpo toca el repertorio completo de piezas a cuatro manos de Schubert, en versión para dos pianos. El empresario le da un violín, y el pulpo interpreta los Caprichos de Paganini en modo magistral. Luego le da un acordeón, una guitarra, un arpa. Todos esos instrumentos los toca el pulpo genialmente. "¿Lo ve usted? -dice el dueño del pulpo-. Es fantástico”. "-Un momento -replica el empresario-. Lo contrataré si toca un instrumento poco común: la gaita escocesa”. Trae una gaita y la pone al alcance del pulpo. Pasa un largo rato y ni un sonido sale del instrumento, pese a que el pulpo se afanaba en él. "-Ya me lo imaginaba -dice el empresario-. No sabe tocar la gaita”. Replica el tipo: "-Espere un poco. Es que cree que es un pulpo hembra”... FIN.
