Barbarina, nueva rica, se jactaba del tren de vida que llevaba. "Ayer -decía con orgullo- invitamos a nuestros amigos y les ofrecimos un burdel”. "-Bufet, mamá” -la corrige su hija... El yerno le hizo a su suegra una más de sus trastadas. "Yernito, yernito -se desespera la señora-. ¿Por qué no actúas como ser humano?”. Se queda pensando la suegra y luego añade: "-En fin, no debo pedirte que hagas imitaciones”... El muchacho llevó a su novia a que la revisara un ginecólogo. "Dígame la verdad, doctor -le pide muy nervioso-. ¿Cuántos días tengo para escapar del pueblo?”. La frondosa muchacha habló con el gerente del banco. "-Quiero abrir una cuenta de cheques mancomunada” -le dice. "-Muy bien -responde el gerente empezando a tomar nota-. Mancomunada ¿con quién?”. Responde la chica: "Con alguien que tenga mucho dinero”... Decía el niño hablando de su abuelito: "Tiene el cabello blanco como la nieve. Y se le está derritiendo”... Aseguraba un empresario: "A mí esta crisis no me ha hecho nada. Mi negocio quebró desde la anterior”. (Los tiempos deben andar muy mal: ahora las ventas de liquidación son realmente de liquidación)... Después de pisar a la gallinita dice el gallo: "Pechuga, muslos, alas... No sé por qué el Coronel Sanders no anuncia la pieza que acabo de disfrutar. Es la mejor”... Aquella muchacha era tan tonta que para contar hasta dos tenía que desabrocharse la blusa... Yo digo que el nuevo nombre de la soberanía es la independencia económica. Desde luego en un mundo como el de hoy la autosuficiencia es una utopía. Todos los hombres dependemos de todos los hombres Ninguno es una isla, como bien escribió John Donne, admiradísimo colega. Igual sucede con las naciones: obvio es decir que ni la más poderosa podría vivir sin las demás. Hay quienes defienden el concepto de soberanía con las mismas tesis que los tratadistas esgrimieron en el siglo diecinueve. Pero el mundo ha cambiado: ni aun El Moquetito, Tamaulipas, es ya el mismo de antes. Quienes en nombre de aquel antiguo concepto, el de soberanía, se oponen a que se mueva una sola hoja del árbol nacional, dejan de tomar en cuenta que las ideas políticas se empobrecen –y nos empobrecen- cuando no se transforman... Facilisa tenía dolor de espalda. Después de un interrogatorio el médico pensó que había dado con la clave del problema. "‘¿Cuántas veces a la semana hace usted el amor?” -le pregunta. "Siete” -responde ella. "Ya veo -dice el doctor-. Le aconsejo que descanse por lo menos un día. Digamos el domingo”. "Imposible -contesta Facilisa meneando la cabeza-. Ése es el día que lo hago con mi esposo”... La señorita Celiberia Sinvarón limpiaba activamente los vidrios de sus ventanas. "-¿Por qué haces eso?” -le pregunta su amiguita Himenia Camafría-. Contesta Celiberia: "-Es que me dicen que anda por el barrio uno de esos hombres que se asoman por las ventanas para ver a las mujeres cuando se desvisten”... Chulo Pimp se dedicaba al innoble oficio de rufián. Para decirlo de otro modo: vivía de las mujeres. Un día se encontraron dos de sus amigos. Le dice uno al otro: "¿Supiste que a Chulo Pimp se le cayó el negocio?”. "¿Quiebra?” -pregunta el otro. "-No, -explica el primero-. Lepra”... FIN.