Muy orgulloso anunció Babalucas el nacimiento de su primogénito. "-¿Cuánto pesó el niño?” -pregunta alguien. "-Kilo y medio” -contesta el feliz papá. "-Es poco, ¿no?” -comenta el otro-. "-¿Y qué querías? -se enoja Babalucas-. ¡Apenas tenemos tres meses de casados!”... Se le incendió el automóvil a un señor, y pidió a la compañía de seguros que le pagara en efectivo el valor del vehículo. "-Dinero no le podemos entregar -le informa el de la compañía-. Le daremos otro automóvil igual”. "-¡Ah chingao! -exclama el señor muy asustado-. ¡Entonces cancele el seguro de vida de mi mujer!”... En casa de doña Macalota, nueva rica, uno de los invitados pidió cubitos de hielo para su bebida. "-Nos va usted a perdonar -le dice ella-, pero no tenemos”. Pregunta el invitado: “-¿Está descompuesto el refrigerador?”. "-No, -explica doña Macalota alzando la nariz-. Se nos fue la muchacha, y ella es la que tenía la receta”... Llegó feliz a su trabajo don Wormilio."-¡Anoche hice el amor! -informa a sus compañeros muy contento-. ¡Lo hice como nunca, con gran pasión y técnica admirable! ¡Es una lástima que mi esposa no se haya dado cuenta!”. Inquiere uno con traviesa sonrisa: “-¿Lo hiciste con otra mujer?”. "-No, -responde don Wormilio-. Lo hice con ella, pero todo el tiempo estuvo dormida”... Tetina, muchacha de generoso busto, le dice al padrecito con quien se estaba confesando: "-Quiero librar mi pecho de algo, padre”. "-¿De qué?” -pregunta con interés el señor cura. Responde Tetina: "-De su mirada”... Don Cornilio va con su doctor. "-No puedo comer ni dormir –le dice- porque creo que mi mujer me engaña”. Le ordena el médico: "-A ver, saque la lengua y diga mú”... De madrugada llega una de las gemelas a su casa. "-Te tengo una noticia, hermana –le cuenta con arrobada voz-. ¡Ya no somos gemelas idénticas!”... Le dice la señora al hombre de la pescadería: "-No me gusta el aspecto de ese huachinango”. "-Si lo que quiere es vista -replica el individuo- cómprese un pececito dorado”... Al nacer Pepito el doctor le dio la consabida nalgada. "-¿Por qué me pega, jijo de la tiznada? -protesta el niño ante el asombro general-. ¡Yo no me metí ahí por mi propia voluntad!”... ¡Basta, insensato columnista! Enough, como decía Shakespeare después del segundo acto (su esposa le pedía tres). ¡Nueve inanes chascarrillos has contado, nueve, y no has orientado a la República con uno de tus sesudos comentarios! ¿Por qué no dices que la indefinición oficial en materia económica, con la falta de información sobre la situación real del país, hace que nadie sepa como qué perspectivas económicas tenemos para el próximo año? Es muy necesario que la administración foxista dé a conocer con claridad el estado que guardan las cosas y las medidas que se están tomando para enfrentar la situación actual y mejorarla. De nada de eso has dicho algo. Si vas a seguir así, columnista, sin orientar a la República, será mejor que cuentes el décimo chascarrillo y luego te retires... La esposa de don Algón entró en su oficina sin tocar la puerta y vio algo que la encalabrinó: su marido, sentado en el sillón, tenía sobre las rodillas a la señorita Grandnalguier, su atractiva secretaria. Antes de que la furiosa señora pudiera proferir palabra le dice don Algón: "-No te vayas a imaginar cosas, Gorgolota. La crisis se ha puesto tan difícil que estoy tomando un curso de ventriloquía, a ver si trabajando de ventrílocuo en las noches puedo redondear el presupuesto “... FIN.
