Durante 25 años el rabino Goldstein había servido a su comunidad con gran celo y dedicación. En todo ese tiempo dio a los suyos ejemplo señero de virtud. Se reunieron los principales miembros de la congregación y acordaron premiar la entrega del rabino dándole dos semanas de vacaciones en Miami, con todos los gastos pagados. Se conmovió el rabino por el gesto, y más agradecido estuvo cuando advirtió que su gente no había escatimado nada para festejarlo: hizo el vuelo en primera clase plus; el hotel que le asignaron era de lujo; se le había reservado la mejor y más costosa suite. Al entrar en su habitación la vio llena de flores y canastas de frutas. Había sobre la mesa una botella Mágnum del mejor champaña. Pasó a la alcoba el buen rabino. Ahí, tendida sobre el lecho en actitud voluptuosa de Cleopatra, se hallaba una estupenda pelirroja de exuberantes curvas y gesto invitador. Al ver el rabino a la muchacha el rostro se le demudó. Tomó el teléfono y llamó al presidente de la congregación. "-¿Qué significa esto? -le preguntó con voz airada-. ¡Durante cinco lustros he procurado guiar a mis ovejas por la senda de la templanza y la virtud, y ahora ustedes me tientan para que caiga en el vil pecado de la fornicación! ¿Por qué esta incitación a la lujuria? ¿Acaso me toman por un hombre inmoral dado a flaquezas de libídine y a complacencias de lubricidad?". Desde la cama oía la muchacha aquella andanada. Llena de vergüenza dejó el lecho, tomó su ropa y empezó a vestirse para abandonar el cuarto. Quería salir cuanto antes de aquella embarazosa situación. La ve el rabino, y tapando la bocina del teléfono le dice: "-Vuelve a la cama, linda. A ti no te estoy hablando"... ¿IVA a los alimentos y a las medicinas? Ésa es urdimbre de tecnócratas neoliberales. Ya se fije la tasa en cinco o diez por ciento el impuesto de marras hará más grave aún la difícil situación que afrontan los mexicanos pobres. Los partidos llegan a acuerdos, sí, pero todo se hace a espaldas de la gente, que de ningún modo está representada por los legisladores. Quienes integran el Congreso, y más los que llegaron a él por el vicioso sistema de representación proporcional, obedecen casi todos la voz de sus rabadanes, de sus pastores, acatan la consigna que les marcan sus partidos y no toman en cuenta el interés del pueblo, al que deberían defender de la voracidad de los recaudadores. Grandílocua palabra es ésta, "voracidad", y muy manida, pero no hallé otra mejor para describir la actitud de una administración que no ha encontrado modo mejor de remediar los efectos de su inepcia que asestando más golpes tributarios a la gente. Muchos impuestos a cambio de malos servicios, y caros. En esa expresión cabe la síntesis de nuestra relación con el Gobierno... Doña Jodoncia y su esposo, don Martiriano, fueron a una exhibición de modas. Salió una modelo de gran belleza cubierta sólo por una leve gasa que permitía ver todas sus reconditeces. "-¡Qué barbaridad! -exclama doña Jodoncia con escándalo-. ¡Si yo me viera así no saldría del cuarto!". Le dice tímidamente don Martiriano: "-Si tú te vieras así yo tampoco saldría del cuarto"... El gallo que don Eglogio tenía en el corral no daba tregua a las gallinas. Eran muchas, pero a todas las tenía pisadas tan competentemente, y con frecuencia tal, que las pobrecillas ya ni siquiera se enderezaban, esperando la próxima acometida de aquel infatigable follador. "-¡Qué bueno salió tu gallo! -le dice con admiración a don Eglogio un vecino-. ¡Mira cómo tiene a las gallinas!". "-Y eso no es nada -replica don Eglogio-. El condenado está aprendiendo a nadar para llegarles también a las gansas y patas del estanque"... FIN.