Jesús presidía la mesa en la Última Cena. Imaginemos la escena como Leonardo la pintó en Santa María delle Grazie. Paseó la mirada el Señor en torno suyo y fue observando uno por uno a sus apóstoles. Ahí Pedro, que lo negaría tres veces. Ahí Tomás, que dudaría de Él y sólo viendo y tocando sus llagas aceptaría el milagro de la resurrección. Ahí Judas, el vil traidor que lo daría a sus enemigos. Y ahí todos los demás, hombres de poca fe que no creyeron en su Señor cuando la barca fue amenazada por la tempestad. Los contempló el buen Jesús. Luego llamó al capitán de meseros y le dijo: "-Por favor, capi: cuentas separadas"... No se necesita ser un conservador de ultraderecha ni un fanático religioso para decir que la propuesta de Bernardo Bátiz en el sentido de despenalizar algunas drogas debe ser repensada no dos veces, sino cincuenta o cien. Habrá quienes confundirán despenalizar con legalizar, y lo que ahora es vicio para algunos se convertirá en entretenimiento para muchos. En Estados Unidos la mariguana es cosa de uso general, como el tabaco, y muchos hablan de supuestos efectos benéficos de la cannabis. Son pocos, sin embargo, los que se quedan en esa etapa de la adicción, pues casi todos buscan luego drogas de mayor efecto. Se compara esto de las drogas con el alcohol, y se alude a los nocivos efectos que tuvo la Prohibición en aquel país. La diferencia, empero, es abismal. En primer lugar allá el consumo de licor ya estaba permitido antes de que a la medianoche del 16 de enero de 1920 entrara en vigor la Ley Seca, quizá la más estúpida ley en la historia norteamericana. Polly Adler, madrota insigne, una de las mentes más lúcidas de su tiempo, dijo que tratar de aplicar la Ley Seca fue como intentar secar el mar con una esponja de las usadas para humedecer las estampillas en la oficina de Correos. La misma imposibilidad, pero al revés, sería tratar de frenar el consumo de drogas una vez agujerado el dique que ahora, con mayor o menor fortuna, sirve para contenerlo. El riesgo más grande lo afrontarán los jóvenes, ya de por sí sujetos a la amenaza de ese mal, el consumo de drogas, fuente de tantos problemas y desgracias. Habría que conocer, claro, en sus detalles la propuesta de Bátiz. Un primer pensamiento, sin embargo, y la consideración de que nadie está demandando esa legalización o despenalización, sino antes bien son muchas las voces que se levantan para rechazarla, invitan ahora a repetir la antigua frase: más vale no menealle... Le cuenta la mujer al siquiatra: "-Tengo un sentimiento de inferioridad, doctor. Los hombres me dicen que soy tan fea que asusto". "-De ninguna manera es usted fea -contesta el analista-. De cualquier modo cuénteme su problema. Pero volteadita hacia la pared, por favor"... Decía un tipo machista: "-Las únicas medidas buenas en una mujer son 90-60-90". Le contesta una muchacha: "-Y las únicas medidas buenas en un hombre son 80-3-80"- "-¿Cómo es eso?" -pregunta el tipo, receloso. "-Sí -explica la muchacha-. 80 años, 3 infartos y 80 millones de pesos en el banco"... Jaimito -el equivalente en España de Pepito- participaba en un juego de prendas con adultos. Se trataba de ir diciendo palabras que empezaran con la letra jota. Cada uno iba diciendo la suya: jersey, jirafa, jeringa, joven, jornalero... Le toca el turno a Jaimito, y dice: "-Yo mejor pago prenda, porque se van a enojar ustedes si digo lo que un hombre y una mujer hacen en la cama"... FIN.
