He decidido iniciar una campaña. Se llama "‘Adopta un político”. Todos sabemos que México es un país pobre con partidos ricos. Cada uno de ellos, grande o chico, mantiene una nutrida burocracia que no hace nada aparte de gravitar onerosamente sobre la economía nacional. Esos políticos, de todos los colores, se la pasan en grillas que ninguna semejanza tienen con un trabajo honrado; todo lo que hacen es en bien de sí mismos, para llevar adelante su carrera. A ese afán dedican las 24 horas de cada día, y no hacen otra cosa más que maquinar el modo de seguir succionando las ubres del erario. ¿De dónde sale para que coman esos incontables haraganes? ¡De nuestros bolsillos, claro! De lo que producimos los que sí trabajamos cada día. Entonces ¿no tenemos derecho por lo menos a saber a quién estamos manteniendo? Si se nos dijera cuál es el político, y de qué partido, que vive de cada uno de nosotros, podríamos llevar su retrato en la cartera; presumir a nuestras amistades de que lo estamos alimentando, vistiendo y dándole para el desayuno, la comida o la cena de cada día. Hasta le mandaríamos un mail de cuando en cuando, y recibiríamos quizá de él alguna tarjetita de Navidad en que nos daría a conocer su avance en la política durante el año, sus maromas en el presupuesto, sus progresos en la nómina. “Adopta un político”. A ver a cuál te toca mantener... Un pobre tipo va por la calle cuando le sale al paso un ladrón armado con una tremenda pistola. "-¡Por favor, no me mate! -suplica el infeliz-. Mire, tengo mujer y catorce hijos; estoy sin trabajo; mañana me van a echar de la casa por no pagar la renta; no sé qué voy a llevarle de comer a mi familia; estoy hundido en deudas!". Todo eso dice, suplicante, el lacerado. Luego se queda pensando, y enseguida dice al asaltante: "-Mire, pensándolo bien, mejor sí, máteme"... Le dice una señora a su vecina "-Babalucas mi marido no fuma, no bebe, no se desvela con amigos, no anda con mujeres, no ronca, siempre hace lo que yo le digo. ¡No te imaginas lo que batallo buscando un pretexto para pelear con él!"... El vaquero estaba tan borracho en la cantina que sus amigos decidieron jugarle una pesada broma. Le quitaron la silla a su caballo y se la volvieron a poner, pero al revés, con la cabeza de la silla hacia la cola del caballo. Al día siguiente, ya en su casa, la esposa del vaquero le dice: "-Levántate, es hora ya de que te vayas". "-No tengo en qué irme, responde el vaquero tristemente-. Anoche le cortaron la cabeza a mi caballo, y para poder llegar tuve que venir todo el tiempo tapándole la tráquea con la mano"... El buen Dios convocó a todos los animales que había creado para saber cómo les iba con la forma que les había dado, y qué cambios proponían en sus respectivos cuerpos. El rinoceronte le dijo: "-A mí quítame, Señor, este maldito cuerno que sólo sirve para que me persigan los hombres, atribuyéndole cualidades que no tiene" ...Pidió la hiena: "-A mí quítame esta risa que tantas burlas me acarrea. Además, Señor, en estos tiempos no hay de qué reírse". Y dijo el perro: "-A mí, Señor, quítame la bola". "-¿Cuál bola?" -preguntó el Creador sin entender. Estalla el perro hecho una furia: "-¡La bola de jijos de la tiznada que me tiran piedras y me echan agua caliente cuando estoy con una perra en la calle!" ...FIN.