He contado aquí "El chiste más breve del año", "El chiste más largo del año", "El chiste más rojo del año" y "El chiste más cruel del año". El que ahora sigue es "El chiste más mamucas del año". (A mis lectores de otros países les diré que "mamucas" es eufemismo para no decir "mamón", vulgarismo que en México equivale a una combinación de pesado, ridículo, necio y pretencioso)... El repollo y la col salieron a trotar por la mañana. A diario hacían ejercicio, pues no ignoraban la triste suerte que aguarda a las legumbres que no se conservan bien. Al cruzar una calle el repollo no vio un camión repartidor que venía a gran velocidad. El vehículo atropelló al pobre repollo. Llegó la Cruz Roja y trasladó al herido a un hospital. Con él fue la atribulada col. De inmediato el repollo fue sometido a una intervención quirúrgica. Terminada la operación sale el doctor y dice a la angustiada col: "-Le tengo dos noticias, una buena y una mala. "-¿Cuál es la buena?" -pregunta con ansiedad la col. Contesta el facultativo: "-El repollo vivirá". "-¡Gracias, San Fructuoso de Tarragona! -clama con alegría la col-. Y ¿cuál es la mala noticia, doctor?". Responde el médico: "-El resto de su vida será un vegetal"... (Otro cuento como ése y mis cuatro lectores quedarán reducidos, cuando mucho, a uno y medio)... Caro estamos pagando el noviciado de la democracia. A diario vemos el espectáculo de la ineficacia; no pasa un día sin que tengamos algo que añadir al ya profuso anecdotario de la ineptitud. Hay quienes dan ya por perdido este sexenio, y muchos piensan que la única buena aportación de Fox a este Gobierno la hizo antes de empezar a gobernar. Algunos sienten la peligrosa tentación de la nostalgia, y extrañan el autoritarismo y la demagogia de los pasados tiempos. (No se lamenten tanto: tendrán otra vez eso si llega a la Presidencia López Obrador). Lo cierto es que debemos aferrarnos empecinadamente a los procedimientos democráticos, pues sólo conservándolos podremos mejorarlos. Con la democracia siempre tendremos otra oportunidad. (¡Ya no digas más, escribidor! ¡Esa sola frase, la última que pusiste, justifica el estipendio que recibes -excesivo, sea cual sea- por tus farragosas peroraciones cotidianas! "Con la democracia siempre tendremos otra oportunidad". Palabras son ésas para inscribirse en bronce eterno o mármol duradero. No las eches a perder haciendo más largo tu discurso. Mejor narra otra lene historietilla y luego haz mutis sin decir ya más)... Él era yuppie -young urban professional-, joven ejecutivo con ideas modernas, y ella profesaba un avanzado feminismo. Por tanto los dos tenían conceptos sociales propios de su tiempo. Cuando supieron que cierta agencia de colocaciones ofrecía los servicios de una indita procedente del sur, la contrataron de inmediato. La muchacha no hacía bien las cosas, y mostraba una cierta proclividad a la pereza, pero igual le conservaron el empleo, pues deseaban contribuir al bienestar y progreso de las etnias. Poco después la indita les dijo que estaba embarazada, y luego de unos meses dio a luz un niño. Tan firmes ideas sociales tenían los esposos que adoptaron al pequeño. Lo mismo sucedió un año después: la indita tuvo otro hijo, y otra vez los esposos lo adoptaron. Pasó otro año, y volvió a suceder lo mismo. Otra adopción. Entonces la indita les dijo que iba a dejar de trabajar para ellos. "-¿Cómo puede ser eso?" -pregunta con escándalo y sentimiento la señora. Responde la indita: "-No pensarán ustedes que voy a seguir trabajando para una familia con tanto hijo"... FIN.
