Ha sonado en México la hora de la justicia... ("-¡Joder! -exclama uno de mis cuatro lectores-. ¡Ya va a empezar éste con sus altitonantes peroratas, magnílocuas, sonorosas, campanudas, rimbombantes, prosopopéyicas, finchadas, pomposas, llenas de fililíes y garambainas y exornadas con vanos perifollos e inconsútiles delicuescencias! ¡Y a mí que tanto me gusta lo sencillo!”). Dice así el tal lector y deja de lado esta columnejilla para leer "Flor de Durazno”, de don Gustavo Martínez Zuviría, mejor conocido con el nombre de Hugo Wast. No por tal abandono no renuncia el autor a proclamar su tesis: Ha sonado en México la hora de la justicia. Sirvan de exordio a esa importante notificación algunos breves chascarrillos cuyo objeto es predisponer el ánimo de la República para recibir tan formidable anuncio... ¿Cuál es en una mujer soltera la diferencia entre preocupación y pánico? Más o menos 28 días... Susiflor se hizo socia de un club nudista. Al final de su primer día en el club una de sus compañeras le pidió sus impresiones. "-Te diré -relata ella-. Inmediatamente me dí cuenta de que la Constitución está equivocada”. "-¿La Constitución?” -repite la amiga sin entender. "-Sí, -explica Susiflor-. Dice que todos los hombres son iguales”. (Y no es cierto: hay unos más igualotes; otras más igualillos, etcétera)... Dumbilia, ingenua chica sin conocimiento de las asechanzas que tienden el mundo, la carne y el demonio, le contó a una amiga que estaba sosteniendo relaciones de libídine con su novio, el joven Pit O’Raudo. "-¿Y están tomando alguna precaución?” -pregunta con inquietud la amiga, que conocía las grandes limitaciones de Dumbilia. "-Claro que sí -contesta ella-. Antes de empezar, Pit pone todos los seguros en las puertas del coche”... Don Senilio, señor de edad madura, fue acusado de abuso sexual por su trabajadora doméstica. Afortunadamente la denuncia no prosperó: en el juzgado demostró don Senilio que la evidencia en que se basaba la acusación no se podía sostener... Ha sonado para México la hora de la justicia. Nuestro país está convertido en un panal de rica miel para los dueños del dinero. Estos señores han visto crecer sus fortunas en forma inmensurable al amparo de una política económica que ha llegado a extremos inhumanos. Unos cuantos se han vuelto magnates internacionales mientras innumerables mexicanos -gente decente, trabajadora y responsable- han sufrido gravísimas menguas en su patrimonio y tienen afectadas en forma irreparable su calidad de vida y su tranquilidad. Hay asuntos que son asignatura pendiente, como el exceso aquel del Fobaproa. La falta de trabajo, el desempleo, son azote para muchos mexicanos. Ha llegado la hora de hacer que el péndulo de la vida mexicana se mueva en dirección que restablezca la justicia que asiste a los débiles frente a los poderosos. No se trata de estatismo, de populismo ni de paternalismo. Se trata, sencillamente, de justicia. Ese anhelo no puede ser abanderado por el PRI que, hundido en sus mezquinas pugnas, no tiene tiempo ya para pensar ni en la democracia ni en la justicia social. Tampoco el PAN, beneficiario desde los tiempos de Salinas de un pragmatismo que a veces ha llegado a la insolencia, se halla en aptitud de encabezar acciones de justicia. Pese a todo, y a la escasa presencia que tiene en regiones como el norte, la estrella del PRD –lo vaticino- irá en ascenso... FIN.
