mar antes que nosotros". "-¿Por qué?" -pregunta ella. Explica el yerno: "-Para que nos espante los tiburones"... El señor fue a una tienda de departamentos en busca de un regalo de Navidad para su esposa. Dice a la encargada: "-Quiero un suéter para mi señora". "-Tenemos éste -le dice la muchacha. Cuesta 2 mil 500 pesos". "-¿Por qué tan caro?" -enarca las cejas el señor. Explica la muchacha: "-Es que el suéter es de lana virgen". Pide el señor: "-Enséñeme por favor uno más barato, aunque la lana sea de ovejas que las hayan dado"... Ovonio Grandbolier es el hombre más haragán de la República. El único trabajo que hace es vestirse de Santa Claus cada año. Y toma un mes de vacaciones ¡en diciembre!... Don Pecunio, dueño del único banco que había en el lugar, tenía una sola hija, y era más fea que un coche por abajo. Se llamaba Guacalita. Feo nombre, lo reconozco, pero sin el diminutivo era aún peor. Por fortuna nunca falta un roto para un descosido, y Guacalita encontró novio, un muchacho llamado Picio, cuyas prendas personales se asemejaban a las de Guacalita. Temeroso de que su hija no llegara a oír un "te quiero", ni conociera los íntimos deliquios del amor, don Pecunio llama a Picio, y en entrevista privada le dice: "-El día que te entregue a Guacalita depositaré a tu nombre 5 millones en el banco". Propone el joven Picio: "-¿No podría mejor entregarme los 5 millones y depositar en el banco a Guacalita?"... La política es el arte de no ganar el todo, sino una de sus partes, si es posible, la mejor. Quien quiera hacer política debe estar dispuesto a renunciar a algo, a ceder terreno, a transigir y conciliar. Eso de "todo o nada" está bien para los melodramas, pero la política es cosa de la vida, y en la vida no se consigue todo. ("El dinero no compra la felicidad" -decía el inolvidable Chaparro Tijerina. Y añadía con tono filosófico: "Sobre todo si es poco"). En esto de la reforma fiscal todos los protagonistas deben estar dispuestos a no serlo tanto, a renunciar a parte de su pretensión para que prevalezca el bien de México. Hay ya consenso en el sentido de que esa reforma es necesaria. Se hará, por encima de los bajunos intereses y las pedestres pugnas que en los últimos días han manchado el panorama de la vida nacional... El hijo de don Poseidón se iba a casar. La víspera de las bodas el viejo le dio al muchacho una pala y un bote de pintura azul. "-¿Pa’ qué es esto, apá?" -pregunta el mocetón. Responde el rústico granjero: "-M´hijo debe tener la seguridá de que su esposa es inocente. Píntese la ésta de azul, y si ella le pregunta: ‘¿Por qué la tienes azul?’, entonces déle con la pala en la cabeza"... FIN.
