En esta columnejilla viene un cuento de subido color. Empieza así: "Ms. Highfalutin, dama de sociedad, visitó un hospital y vio a un paciente que en su cuarto se estaba satisfaciendo a sí mismo...". ¡Qué barbaridad! ¡Si tal es el principio del relato cómo será el final! No quiero ni imaginarlo. Prefiero contar antes otro inane chascarrillo... Don Ubriaco, señor ya senescente, cortejaba a Solicia Sinpitier, madura señorita soltera. A Solicia le había llegado un chisme: don Ubriaco gustaba de empinar el codo, y en estado temulento solía escandalizar en sitios públicos. Un día el otoñal galán invitó a cenar a la señorita Sinpitier. Ya en el restorán lo primero que don Ubriaco le pidió al mesero fue un whisky doble. Temerosa de los efectos que podría acarrear tal libación, a la que de seguro sucederían otros, Solicia le dice a su invitador con gravedad: "-Perdóneme, don Ubriaco, pero labios que tocan el licor jamás tocarán los míos". Contesta de inmediato el caballero: "-Usted es la que tendrá que perdonarme, señorita. No es difícil decidir entre un whisky de 18 años y unos labios de 50"... Me explico que los diputados del PRD hayan dicho "no" a la reforma fiscal. Ellos dicen "no" a todo. (Cuando un perredista se desmaya no vuelve en sí: vuelve en no). Lo que me inquieta es que la mayoría de los diputados del PRI hayan puesto el partidismo por encima del patriotismo. Con eso prevaleció el interés de su facción sobre el bien de la República. Tiene mucha razón el Presidente Fox cuando lamentó que la reforma fiscal no haya salido avante. En su lugar seguiremos teniendo un régimen fiscal parchado, lleno de imprecisiones y lagunas, que pone al contribuyente bajo el arbitrio de la autoridad recaudadora y que ocasiona gastos de burocracia desmedidos. Alguien ha dicho que todo lo que en estos últimos días hemos visto se debe a que estamos viviendo la niñez de la democracia. Más bien parece que estamos en la adolescencia, así de caprichosos, impredecibles y caóticos vemos a nuestros legisladores. Los priistas piensan que si al Presidente le va mal a ellos les irá bien. Error más grande no se puede concebir. En primer lugar, si al Presidente le va mal lo más probable es que al País también le vaya mal. En segundo, si al Presidente le va mal por causa del PRI, es muy posible que el propio PRI resienta en la próxima elección las consecuencias de su torpe proceder. Por eso yo no soy proceder, porque no quiero que luego me llamen torpe y me atribuyan consecuencias... Viene ahora el cuento que mencioné al principio. Aquí deberían suspender la lectura las personas con tiquismiquis de conciencia... Ms. Highfalutin, dama de sociedad, visitó un hospital, y lo recorrió en compañía del director. Al pasar por un cuarto que tenía la puerta abierta vio a un paciente que se estaba complaciendo a sí mismo. "-¡Válgame el Cielo! -exclama conturbada la señora-. ¿Qué significa esto?". "-Perdone usted -se disculpa el director del hospital-. Ese paciente sufre una extraña enfermedad. Su cuerpo produce una cantidad desmedida de esperma, y si no se alivia a sí mismo en forma constante eso le puede acarrear funestas consecuencias". Ya más calmada con esa explicación Ms. Highfalutin prosigue el recorrido. De pronto vio a otro paciente que en su cama estaba haciendo el amor desaforadamente con una exuberante fémina. "-¡Válgame el Cielo! -vuelve a exclamar la dama, cuyo catálogo de interjecciones era bastante limitado-. ¿Y esto?". Replica el director con ejemplar laconismo: "-Misma enfermedad. Mejor seguro"... FIN.