La conducta de Roberto Madrazo Pintado y sus a láteres está haciendo que surja en el País un sentimiento general de simpatía hacia la persona del Presidente Fox. Ahora sí el mandatario aparece como víctima de oscuros villanos cuya única motivación parece ser la de llenar de escollos el camino de la Presidencia. Por estos días cuadra a los priistas la antigua frase que aludía a “los emisarios del pasado”, y bien se puede decir de los dirigentes del PRI aquello de que “están en contra de todo y a favor de nada”. Aciertan los voceros oficiales cuando señalan que Madrazo parece tener en mente nada más su mezquino interés particular. Está errado el tabasqueño si piensa todavía que puede llegar a Los Pinos. Cualquier suscriptor de la guía telefónica, elegido al azar, tiene más posibilidades que él de convertirse en Presidente. Su desprestigio ha llegado al último extremo, y no se ve que pueda hacer algo para restaurar su desastrada imagen. Hasta la señora Gordillo goza por estos días de mejor consideración que él... Con lo dicho el columnista considera cumplida por hoy su ardua tarea de orientar a la República. Procede ahora a la narración de variados y multiformes chascarrillos que no persiguen más fin que aligerar el ánimo de la Nación en esta hora sombría... Uno de los invitados a la fiesta se dirige a la anfitriona y le musita algunas palabras al oído. Ella se indigna. "-¡Oye! -le dice hecha un basilisco-. ¿Cómo te atreves a pensar que yo podría hacer eso contigo? ¡Y en la forma que propones!”. Se interrumpe la chica, se queda pensando un poco y luego añade, pensativa: "-A menos que hayas entrado en mi recámara y leído mi diario”... La jefa de la oficina era una vieja odiosa. Se llamaba Capronia Malintrania. Hablando de ella comentaba una de las empleadas: "-Y sin embargo me dicen que es buena en el fondo”. "-Ha de ser -concede otra-, porque la superficie la tiene horrible”... En el bar del hotel aquel viajero trabó conversación con una dama ya madura que estaba sola en la mesa vecina. Le invitó una copa, luego otra y otra y otra, y al último le propuso ir a su habitación. Ella aceptó sin vacilar. Una vez cumplido el objeto de la visita al cuarto dice ella: "-No vayas a pensar que esto es en mí una práctica común”. "-No podría pensar tal cosa -responde el individuo-. A leguas se ve que lo que te falta es práctica”... Contrató cierto sujeto los servicios de una muchacha de tacón dorado. A la hora de arreglar cuentas le pregunta: "-¿Cuánto te debo?”. "-Mil pesos” -responde ella-. "-¿Mil pesos por una hora? -se enoja el individuo-. ¡Yo no me gano eso, y vaya que soy agente de Bolsa!”. Contesta la maturranga: "-Yo tampoco me los ganaba cuando era agente de Bolsa”... Jesús Leibowitz era hijo de padre judío y madre católica. Cuando se iba a confesar llevaba con él a su abogado y a su contador... Nalguiria Grandchichier, vedette de moda, dueña de opulento tetamen y bien guarnido nalgatorio, tuvo que vacunarse, pues iba a viajar a un país que exigía la tal vacuna. Le dice a su doctor: "-Póngamela donde nadie me la vaya a ver”. El médico le puso la vacuna en la cara... La parca segó la vida de Afrodisia en flor de edad. Cuando los dolientes llegaron al velorio se asombraron al ver en la caja mortuoria el cuerpo de la difuntita: tenía las piernas flexionadas por las rodillas y muy separadas. Explica el que presidía el funeral: "-Nos pidió que la pusiéramos en la forma en que todos sus amigos la recordamos”... FIN.