Al final de esta columneja viene un chascarrillo poco apto para ser narrado en la cena de esta noche. ¡Léanlo mis cuatro lectores!... Comentaba una señora: "-Mi marido es antropólogo: conoce todos los antros de la ciudad”... Le cuenta Rosibel a Susiflor: "-Fui a un baile de nudistas. Las cosas estaban muy agitadas”... Le informa un marciano a su jefe: "-Se estrelló otro plato volador”. "-¡Qué barbaridad! -se consterna el jefe-. ¡A este paso se nos va a acabar la vajilla!”... La esposa de don Algón lucía un elegante atuendo. Don Algón le pregunta a un compadre: "-¿Qué le parece la forma en que se viste mi señora?”. Responde el tal compadre: "-Es muy lenta. Se desviste más rápido”... El niño lloraba desconsoladamente. "-¿Por qué lloras, hijito?” –le pregunta alarmado su papá. Contesta el niño: "-¡Es que mi mami ya no tiene vida!”. "-¿Por qué dices eso?” -se extraña el señor. Responde el pequeñín: "-Cuando llegaste oí que mi mami dijo: ‘-Adiós, vida mía’, y una sombra salió por la ventana”... Una vecina de la señorita Himenia Camafría le cuenta: "-En la universidad a la que asiste mi hija los muchachos y las muchachas acostumbran matricularse juntos”. Exclama la señorita Himenia: "-¡Hasta dónde ha llegado el libertinaje sexual!”... Después de muchos trasudores la gallinita puso un huevo cuadrado. "-Es ese gallo de los pies planos” -se queja con las demás... Lady Loosebloomers fue con el médico de la familia y le confió que su marido, lord Feebledick, ya no mostraba mucho interés en el connubio. "-Dele estas píldoras -recomienda el médico-. Aumentan el vigor sexual en el varón”. Semanas después lady Loosebloomers encuentra al médico en la calle. "-¡Qué buenas son esas píldoras!" -le dice-. ¡Obran maravillas!”. El médico sonríe. "-Y ¿qué opina su marido?”. Responde lady Loosebloomers: "-A él todavía no le he dado las píldoras”... Pregunta el solemne caballero: "-¿Es éste un hotel decente?”. "-Claro que sí, señor -responde el empleado-. Y además muy económico: un cuarto con espejo en el techo, colchón de agua, sábanas negras de satín, baño romano para dos personas y tele con tres canales porno le cuesta 400 pesos”... "-Pobrecitas de mis tres hijas -suspiraba un señor-. Todos sus maridos les salieron cornudos”... Prorrumpe un guardia de palacio: "-¡Dios salve al rey!”. "-¿Qué te pasa? -lo reprende un compañero-. No es hora de hacer la aclamación”. "-No, responde el guardia-. Pero Su Majestad tiene en su cuarto a la mucama, y la reina va entrando”... El señor reclama en la joyería: "-Usted me dijo que este reloj me duraría toda la vida, y ya se descompuso”. Contesta el relojero: "-¿Y yo qué culpa tengo de que usted no se haya muerto antes?”... Le cuenta una señora a su marido: "-Dice mi mamá que uno de sus propósitos de año nuevo es modernizarse”. “-¿Y qué hará para eso? –pregunta el tipo-. "-¿Volar en aspiradora?”... Después de examinar al señor le dice el médico: "-¿Recuerda usted aquella frase que habla de vino, mujeres y canto? Bueno: de hoy en adelante puede usted cantar todo lo que quiera”... Y ahora he aquí el cuento poco apto para ser narrado en la reunión de Noche Buena con la familia o los amigos... En un rancho de Texas un indocumentado mexicano le dice a otro: "-Me pregunto dónde meará mi mamá”. Responde el otro: "-Supongo que en el baño, como todo el mundo”. "-¡No, indejo! -se indigna el otro-. Me pregunto donde pensará mi mamá que estoy”. (Ah, vaya, entonces es: "Dónde me hará mi mamá”, no: "-Dónde meará mi mamá”)... FIN.