01 pctubre 2003
Berlín, (EFE).- El presidente del Gobierno español, José María Aznar, y el canciller alemán, Gerhard Schroeder, se reunieron hoy en Berlín para intercambiar puntos de vista sobre el proyecto de Constitución Europea y el papel de la comunidad internacional en la crisis de Iraq.
Aznar llegó esta noche a la capital alemana y acudió a la sede de la Cancillería para reunirse con Schroeder en una cena de trabajo, convocada con ocasión de la participación de ambos jefes de Gobierno en un foro hispano-alemán de la Fundación Bertelsman que tendrá lugar mañana.
Schroeder recibió al jefe del Ejecutivo español en la puerta de la Cancillería y, al hacerle notar Aznar que no podía saludarle con la mano derecha porque llevaba vendado ese brazo, el canciller alemán alzó el brazo del presidente del Gobierno y, con una sonrisa, bromeó ante los periodistas: "la mano derecha, por supuesto la derecha, está rota".
La entrevista se celebra tres días antes de que comiencen en Roma los trabajos de la Conferencia Intergubernamental (CIG) encargada de redactar el texto definitivo de la Constitución Europea, cuyo contenido enfrenta abiertamente en algunos puntos a los Gobiernos de España y Alemania.
Las discrepancias fundamentales se centran en el reparto de poder institucional entre los socios y, especialmente, en la conveniencia o no de sustituir el sistema de voto del Consejo de la UE pactado en la cumbre de Niza por el nuevo procedimiento recogido en el proyecto de Constitución, según el cual las decisiones se adoptan por una mayoría de Estados que representen el 60 por ciento de la población.
Schroeder ya ha dejado claro que Alemania hará lo posible para que la CIG ratifique como definitivo el proyecto constitucional propuesto por la Convención, incluido el nuevo sistema de voto, pero Aznar considera inaceptable que se pretenda convertir en papel mojado el equilibrio de poderes pactado en Niza cuando es el único sobre el que existe consenso entre los 25 Estados de la futura UE.
El jefe del Ejecutivo español, que sostiene que la Convención se extralimitó en sus competencias al pretender revocar el Tratado de Niza sin contar con mandato alguno para ello, cuenta en esta batalla con el apoyo de Polonia, cuyo presidente, Aleksander Kwasniewski, se mostró ayer en Madrid dispuesto a hacer causa común con España en defensa del reparto de Niza.
España y Polonia lograron en aquella cumbre la misma cuota de poder, a escasa distancia de los cuatro grandes países de la UE, y serían los grandes perjudicados si triunfa la fórmula propuesta por la Convención, por lo que ayer sus Gobiernos suscribieron una declaración conjunta que reafirma su rechazo común al "pernicioso" nuevo sistema.